Tito 1:9 – Retenedor de la palabra fiel, la cual es conforme a la enseñanza de los apóstoles, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que se oponen.

En cuanto al ministro de la era y el sabio arquitecto

Introducción

Después de que los colaboradores compenetrados publicaron en julio del 2005 su primera afirmación bajo el título La obra de publicación en el recobro del Señor, surgieron y se propagaron por medio de la Internet varios escritos en contra de dicho documento. Estos escritos intentan anular los principios bíblicos vitales para la práctica de la unidad en el recobro del Señor. Estos principios están relacionados con tres asuntos cruciales: (1) ser restringidos a una sola obra de publicación a causa del testimonio de nuestra unidad en el Cuerpo de Cristo y preservar la integridad del ministerio del Señor entre nosotros; (2) la revelación bíblica de que en cada era Dios da solamente una visión a Su pueblo a través de un ministerio y un ministro de la era; y (3) el hecho de que en la economía de Dios existe solamente un sabio arquitecto, una persona única que revela el diseño del edificio de Dios y está capacitado para supervisar la obra de construcción. La intención de los que discrepan es obvia: justificar la existencia de obras separadas en el recobro, lo cual involucra a diferentes grupos de obreros bajo diferentes liderazgos con enseñanzas diferentes y maneras diferentes de llevar a cabo el recobro, e incluye múltiples obras de publicación para propagar enseñanzas y visiones diferentes. Esto es totalmente contrario a la revelación divina que está en las Escrituras. Como señaló el hermano Lee, si se permite la existencia de tal situación dentro del recobro, el resultado será confusión y finalmente división.

En un artículo titulado ¿Un ministro único de la era? ¿Qué enseñó Watchman Nee?, el autor selecciona algunas citas de los escritos de Watchman Nee y luego distorsiona el significado de las palabras del hermano Nee con la intención de convencer sus lectores de que la visión que Dios da a Su pueblo en una era particular y el ministerio de tal era no pertenecen a ninguna persona en particular a quien se le pueda considerar como el ministro de la era. En otro artículo titulado ¿Un único sabio arquitecto de la era?, el autor, el cual es un hermano distinto del que escribió el artículo anterior, expone su interpretación personal de las Escrituras para "demostrar" que no existe tal cosa como un sabio arquitecto en la obra única de edificación que Dios realiza.

Es digno de mención el hecho de que en ninguno de los artículos anteriores se hace referencia a los escritos de Witness Lee en cuanto a los asuntos en cuestión. Esto es reprobable puesto que el hermano Lee proveyó la interpretación de las Escrituras sobre las cuales se sostiene firmemente el recobro hoy. El hermano Lee tenía mucho que decir con relación a la visión de la era, el ministerio de la era, el ministro de la era y el sabio arquitecto en la edificación que Dios realiza, todos los cuales son cruciales para llevar a cabo una sola obra en la economía de Dios para la edificación de Su organismo, el Cuerpo de Cristo. El hecho de que los autores dejaran a un lado el ministerio del hermano Lee en tales asuntos cruciales parece indicar que no tienen la intención de practicar el recobro del Señor bajo la visión completa que nos presentó nuestro hermano. También puede indicar que intentan engañar a los santos confiados al ocultarles el hecho de que su enseñanza está en conflicto directo con la enseñanza del hermano Lee, cuyo ministerio nos trajo al recobro del Señor y nos ha mantenido hasta el día de hoy en el recobro.

En los subsiguientes párrafos no menciono el asunto de tener una sola publicación puesto que esto ha sido expuesto sabiamente por otros. Limito mis comentarios a los temas del ministro de la era y el sabio arquitecto en la edificación única que Dios realiza. No tengo la intención del ser exhaustivo al tratar estos temas, sino que trato únicamente de presentar la verdad clara, tal como la recibí del ministerio del hermano Nee y del hermano Lee, con quienes sin avergonzarme estoy en deuda por haber abierto la Palabra de Dios en cuanto a éstos temas y a otra infinidad de temas relacionados con la verdad y la práctica de la economía de Dios.

La visión de la era y el ministro de la era

Gran parte de los escritos del hermano Lee en cuanto a la visión de la era, el ministerio de la era y el ministro de la era, se encuentran en el libro La visión de la era, publicado por Living Stream Ministry (1997). Las palabras del hermano Lee, las cuales se basan en la revelación consistente de la Biblia, en relación al hecho de que Dios le da a Su pueblo una sola visión en cada era son muy claras. En la página 11 dice: "Tenemos que ver que en cada era, Dios da solamente una visión al hombre". En la página 14 dice: "Debemos entender claramente que en cada era existe la visión de esa era. Tenemos que servir a Dios conforme a la visión de la era"; y en la página 22 él dice: "En el cristianismo existe una controversia acerca de este asunto, a saber, de que sólo hay una visión para cada era. Sin embargo, la Palabra de Dios nos revela claramente que en cada era existe solamente una visión".

Acerca del ministro de la era, en la página 24 encontramos la siguiente declaración clara e inequívoca: "La Biblia muestra claramente que, en cada era, Dios sólo le da una visión al hombre". Dios, Su pueblo, Su propósito y Su mover para realizar Su propósito, son todos uno. Dios, para evitar confusión y discordia entre Su pueblo, utiliza sólo un hombre para transmitir Su única visión en cada era.

Además, como las Escrituras nos muestran claramente, El nos comunica Su visión única por medio de un solo hombre. En La visión de la era el hermano Lee nos da un resumen corto de las visiones que Dios dio a Su pueblo en cada era (págs. 11-12, 33-39). Junto con la visión, él menciona a la persona única que se registra en las Escrituras por medio de quien Dios dio la visión a Su pueblo. Estas personas únicas, las cuales fueron ministros de la era, incluyen a Adán, Abel, Enós, Enoc, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Aarón, Josué, los jueces, Samuel, David y los profetas. La visión que recibió cada uno de parte de Dios no anula ninguna de las visiones recibidas en las generaciones anteriores. Por el contrario, cada uno heredó todas las visiones de sus antecesores y vivió bajo esas visiones; además, él prosiguió a ver algo más.

Al pasar del Antiguo Testamente al Nuevo Testamento, en la página 22 el hermano Lee dice: "A partir de la revelación contenida en el Nuevo Testamento, vemos claramente que cuando el Señor Jesús estaba en la tierra, Él actuaba conforme a la visión. Aparte de Su liderazgo, no había visión alguna". Esto indica que el Señor Jesús era el ministro de Su era. Él heredó todas las visiones de las eras anteriores e introdujo una visión que estaba a la par con Su era. Después que el Señor completó su porción del ministerio del Nuevo Testamento, Pedro y sus colaboradores estaban bajo la visión. El hermano Lee dice: "Después de la ascensión del Señor, fue Pedro y sus colaboradores quienes se conducían conforme a la visión. No estamos diciendo que Pedro tenía una visión y que Juan, Jacobo y los otros apóstoles tenían otra visión. Existía solamente una visión, que era la visión que Pedro había recibido. Esta visión llegó a ser la visión de sus seguidores." (pág. 22). El hermano Lee hace eco de esta declaración en la página 115 del libro Entrenamiento para ancianos, libro 7: Ser unánimes para el mover del Señor:

En el libro de Hechos, hay dos secciones. La primera sección abarca del capítulo 1 al 12, y la segunda del capítulo 13 al 28. En los primeros doce capítulos vemos que el mover del Señor, caracterizado por la correspondiente unanimidad, concordaba con la enseñanza que Pedro impartía. En aquel entonces, Juan también estaba presente; no obstante, la enseñanza no era impartida por medio de dos personas distintas, sino que era impartida por Pedro. Aun cuando Juan salía junto con Pedro y la acompañó la mayor parte del tiempo, el portavoz era una sola persona. En el libro de Hechos no encontramos registrado ningún mensaje de Juan. Hechos 2:42 dice: "Y perseveraban en la enseñanza y en la comunión de los apóstoles, en el partimiento del pan y en las oraciones". En este versículo se hace referencia a los apóstoles, en plural, pero tenemos que darnos cuenta de que el portavoz que impartía la enseñanza era una sola persona.

La visión de Pedro heredó y expandió la visión impartida a través del Señor Jesús (Mt. 28:19-20).

En la segunda sección de Hechos, el Señor levantó a Pablo para continuar el ministerio neotestamentario. Conforme a los hechos contenidos en las Escrituras, el hermano Lee dice acerca de Pablo: "Aunque Pablo tenía muchos colaboradores, nadie excepto él había visto la visión. Todos ellos tenían una sola visión, que era la visión que había recibido Pablo" (La visión do la era, pág. 22). Así que, se entiende claramente que, al igual que en el Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento Dios usó solamente a un hombre para impartir Su visión a Su pueblo en una era en particular. Puesto que Pedro fue quien introdujo la visión de su era, él era el ministro de esa era. Pablo dio continuación a Pedro en el ministerio de la era y vio algo mucho más alto que lo que vio Pedro.

En cuanto a la visión del recobro del Señor a partir de la época de Martín Lutero, el hermano Lee dice:

En tiempos de la reforma en la década de 1520, cuando fue levantado Lutero, cualquier persona que deseaba servir bajo la visión tenía que unirse a Lutero. En el siglo diecisiete, cualquier persona que deseaba servir bajo la visión tenía que unirse a madame Guyón. En el siglo dieciocho, cualquier persona que deseaba servir bajo la visión tenía que unirse a Zinzendorf; incluso Juan Wesley recibió ayuda de Zinzendorf. En el siglo diecinueve, J. N. Darby fue el líder entre la Asamblea de los hermanos, y él había recibido la visión. En el siglo veinte, la visión llegó a nosotros. (págs. 28-29)

El hermano Lee, conforme a su aplicación del principio espiritual y a su evaluación de la historia de la iglesia, consideró ministros de sus respectivas eras a Martín Lutero, madame Guyón, Zinzendorf, J. N. Darby y a "nosotros" (Watchman Nee y Witness Lee). Aunque en esas eras hubo otros que ministraron, su ministerio no puede ser considerado el ministerio de la era, y por lo tanto, tales ministros no pueden ser considerados ministros de la era. Esto está totalmente en armonía con las palabras de Watchman Nee en The Collected Works of Watchman Nee, tomo 57: The Resumption of Watchman Nee's Ministry, páginas 260-261:

En el Antiguo Testamento, tanto Salomón como David representaron al Señor. Las dos personas representaron el único ministerio en dos formas diferentes. En el Antiguo Testamento hubo muchos ministros. Después de Moisés se levantaron los jueces. Luego le siguieron Salomón, los reyes y los profetas. Luego de que los israelitas fueron llevados cautivos se levantaron vasos a fin de llevar a cabo el recobro. El Antiguo Testamento está lleno de diferentes tipos de ministerios. Para cada era existe el ministerio de la era. Estos ministerios de las eras son diferentes de los ministros locales. Lutero fue un ministro de la era. Darby también fue un ministro de su era. En cada era, el Señor tiene cosas especiales que desea realizar. Él tiene Sus propios recobros y obras para realizar. El recobro y la obra particular que Él está realizando en una era determinada es el ministerio de esa era. [ nuestra traducción]

Una lectura meticulosa e imparcial de las palabras del hermano Nee muestra, conforme a la visión del hermano Nee, que para cada era existe el ministerio de esa era. No sólo es así, sino que el ministerio de una era particular se asocia con una persona en particular, quien es el ministro de esa era. El hermano Nee mencionó como ministros de la era a Moisés, los jueces, los reyes, los cuales incluyen a David y Salomón, los profetas, los vasos levantados para llevar a cabo el recobro, Lutero y Darby. Aunque existen los que el hermano Nee llama "ministros locales", el ministerio de éstos era diferente al ministerio de la era. Es decir, que existe una diferencia entre los ministros locales y el ministro de la era. Dios levanta al ministro de la era para impartir a Su pueblo en la tierra Su visión única para esa era. A fin de que Dios pueda realizar Su deseo en una era particular todos los que le sirven deben entrar en la visión de la era y servir regidos por la misma.

En cuanto a Watchman Nee y a sí mismo, el hermano Nee habló esta seria palabra:

Espero que todos vean claramente la visión del recobro del Señor y que sigan esta visión. Ustedes no me están siguiendo a mí como persona. La hermana Faith Chang pudo testificar en cuanto a mí persona. Ella dio testimonio de cómo yo seguí sin reservas al hermano Nee; sin embargo, yo no seguía a la persona, sino que seguía la visión que él recibió. En aquella era, la visión que llegaba a la norma de Dios era la visión que el hermano Nee vio. Si uno permanecía en esa visión, servía conforme a la visión de la era; pero si uno no permanecía en esa visión, no podía servir conforme a la visión de la era. Hoy el hermano Nee ya no está con nosotros. No tengo ninguna intención de tener un nuevo comienzo, pero el Señor sí me ha comisionado con este ministerio. No tengo otra opción más que tomar la delantera voluntaria y obedientemente. La visión que les he presentado hoy es la visión de Dios para esta era. Si permanecen en esta visión, servirán conforme a la visión de la era. Pero si no permanecen en esta visión, deben ser advertidos del fin que les espera. (La visión de la era, pág. 55)

Éste y muchos otros pasajes en sus escritos, muestran que hermano Lee consideraba a Watchman Nee y a sí mismo como los que transmitieron al pueblo de Dios la visión de la era actual.

Un sabio arquitecto

La enseñanza del hermano Lee con respecto al sabio arquitecto de la obra de edificación que Dios lleva a cabo está relacionada con el ministro de la era. Tomando como base la revelación presentada en el Nuevo Testamento, el hermano Lee enseñó con claridad que en la obra de la edificación que Dios lleva a cabo, como se ve en el Antiguo Testamento y en el Nuevo Testamento, existe solamente un sabio arquitecto en cada era.

En el tomo uno de Words of Training for the New Way, páginas 21-22, el hermano Lee habla con respecto al ministerio, los muchos ministros de ese ministerio y el sabio arquitecto:

A través de las generaciones ha existido la obra del mover del Señor. En el Antiguo Testamento, durante la era de Noé, el mover del Señor consistió en edificar el arca. La obra de la edificación del arca era el ministerio en la era de Noé. Noé fue el ministro líder en ese ministerio. Sin embargo, era imposible que Noé edificara el arca solo. En esa época debe haber habido algunos que edificaron el arca junto con Noé. La obra de edificación del arca era el ministerio de esa era. ¿Cree usted que en ese ministerio había dos obras diferentes, o dos grupos de personas diferentes, o dos o más líderes? Seguramente no, pues de ser así nunca se hubiera edificado el arca.

La Biblia nos muestra con claridad que en la era de Noé sólo existía un ministerio; pero había muchos ministros edificando el arca juntos. Esto no significa que cada uno de los ministros era un sabio arquitecto. Noé era el único líder en el ministerio de edificación del arca.

Durante la era de Moisés, Dios quiso edificar el tabernáculo con su mobiliario, del cual el arca era lo más importante. Moisés no podía edificar todas estas cosas por si solo, pero él tenía el ministerio de la edificación del tabernáculo, que era la obra que se realizaba a fin de cumplir el propósito único de Dios. En este ministerio no estaba solamente Moisés; él era uno de los ministros e indudablemente era el líder de ese ministerio. De haber habido otros líderes además de Moisés, habría habido confusión.

Durante la era de David y Salomón, Dios quería edificar el templo. La edificación del templo no era meramente una obra, sino un ministerio. En esa época, no existían dos ministerios diferentes para edificar el templo; por lo tanto, no existían dos liderazgos diferentes. En la era de David, él fue quien asumió el liderazgo. Después que David murió, Salomón fue quien asumió el liderato. Sin embargo, cualquiera que participaba en el ministerio de la edificación del templo, lo cual incluye a los que cortaban y a los que movían las piedras, era un ministro en ese ministerio. [ nuestra traducción]

A partir de estas palabras concluimos que Noé, Moisés, David y Salomón eran sabios arquitectos en sus respectivas eras. Además, solamente hubo un grupo de obreros que trabajaron juntos en el mismo ministerio bajo el liderazgo del sabio arquitecto.

En La visión de la era, en las páginas 30-32 el hermano Lee dice:

"Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como sabio arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima ... Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto..." (1 Co. 3:10-11). Esto significa que todo aquel que no edifique sobre el fundamento establecido por Pablo, realmente no está sirviendo conforme a la visión. A los ojos de los hombres, decir esto puede parecer presuntuoso, pero Pablo no estaba argumentando. Él simplemente afirmó que era un sabio arquitecto. Él había presentado los planos del edificio y ahora supervisaba la obra de edificación. La expresión traducida "sabio arquitecto" es architekton en griego; denota a la persona que tiene los planos, edifica y supervisa la edificación conforme a dichos planos. La forma española de esta palabra es arquitecto. Sabemos que en la construcción, las palabras que cuentan son las del arquitecto. Ésta era la posición de Pablo. Sólo la palabra del Pablo contaba, puesto que él tenía los planos.

Podemos ver lo mismo en la época de Moisés. Moisés recibió el modelo del tabernáculo de parte de Dios y fue él quien supervisó la obra de edificación. Moisés era el que conocía las dimensiones del tabernáculo y que también conocía la manera de edificarlo, con todos sus utensilios. En la edificación del tabernáculo, solamente la palabra de Moisés contaba; ninguna otra palabra era válida. Si cada persona hubiera dado su opinión con respecto a dicha obra, temo que habría habido cien o doscientas diferentes clases de tabernáculos. Ésta es la situación en el cristianismo actual. ... Nadie allí edifica conforme al modelo que Pablo presentó; nadie edifica conforme a la revelación contenida en la Biblia. Todos edifican conforme a sus propios gustos y deseos.

Sólo existe un modelo y un sabio arquitecto en la edificación apropiada y correcta. El único sabio o perito arquitecto es aquel arquitecto que tiene los planos en su mano. Esto ha sido así en todas las eras. El Señor da los planos, la revelación y la explicación, y Él mismo supervisa y lleva a cabo la obra de edificación por medio de un hombre. Todo aquel que no edifica, ni habla ni sirve conforme a los planos dados por el Señor a través de ese hombre, es uno que carece de luz y revelación y que no sirve conforme a la visión. Hoy en el recobro del Señor, algunos están predicando y publicando mensajes. Las porciones de sus mensajes que imparten luz, revelación y suministro de vida, invariablemente obtienen su fuente de este ministerio en el recobro del Señor. Aparte de dichas porciones, no hay revelación o visión en sus escritos.

En el Entrenamiento para ancianos, libro 7: Ser unánimes para el mover del Señor, página 100, le hermano Lee dice:

En 1 Corintios 3:10 Pablo nos dice que él es un sabio arquitecto. En el idioma griego, la palabra para "sabio arquitecto" es architékton. La palabra arquitecto es la forma que dicha palabra adquirió en el español. Un arquitecto es una persona encargada de diseñar un edificio así como de supervisar su construcción. En el capítulo 5 vimos quiénes eran los apóstoles, pero no todos los apóstoles eran sabios arquitectos. En una edificación, no pueden haber dos sabios arquitectos, pues ello traería confusión. No obstante, un sabio arquitecto puede tener ayudantes. Asimismo, en un ejército no pueden haber dos comandantes en jefe. Es posible que un comandante en jefe cuente con alguien que sea su segundo en la línea de comando, pero él es el único que está a cargo de todas las tropas. No todos los apóstoles son sabios arquitectos. Pablo dijo que conforme a la gracia de Dios que le había sido dada, él era un sabio arquitecto (3:10).

Estas palabras de nuestro hermano establecen con suma claridad que Dios en cada era no da Su visión, el diseño de Su edificio, a dos hombres; solamente la da a uno. El hombre que tiene los planos del edificio de Dios y supervisa la obra de edificación es el sabio arquitecto; es el ministro de la era. En la obra única que Dios realiza para la edificación de Su morada eterna, solamente cuenta la palabra del sabio arquitecto. Cualquiera que habla por Dios en una era en particular debe hablar conforme al diseño y los planos que el sabio arquitecto ha revelado. Dios no les da a otros ministros su propia luz y revelación. Todos los ministros de una era particular tienen que entrar completamente en la visión de esa era, hablar solamente el contenido de esa visión y realizar su parte en la obra de edificación estrictamente conforme a esa visión. Este es un principio firme que prevalece en cada era, inclusive en la actual.

El peligro de tener diferentes compañías de obreros.

En la página 21 de La Visión de la Era, el hermano Lee menciona dos compañías de obreros, la compañía de Pedro y sus colaboradores y la compañía de Pablo y sus colaboradores. El hermano Lee enseñó claramente que en la era de Pedro, solamente Pedro vio la visión, y todos sus colaboradores sirvieron bajo su visión. Lo mismo fue cierto respecto a Pablo. Ninguno, excepto Pablo, vio alguna otra visión de parte de Dios. Todos los colaboradores de Pablo sirvieron bajo la visión que Pablo vio.

Pedro, Jacobo y Pablo fueron contemporáneos. En la primera parte de Hechos, Pedro fue el ministro de la era. La enseñanza de los apóstoles en aquella época fue la enseñanza de Pedro. Sin embargo, en la segunda parte de Hechos, Pablo fue levantado por el Señor para revelar una visión más amplia a Su pueblo. La visión que Pablo vio fue mas avanzada que lo que Pedro vio. Lo que Pablo vio se relacionó principalmente con la economía eterna de Dios, la cual es Su plan para impartirse a Si mismo en el Cristo todo-inclusivo como el Espíritu vivificante dentro de Su pueblo escogido y redimido para la edificación de Su organismo único, el Cuerpo de Cristo. Solamente las Epístolas de Pablo usan los términos la economía de Dios y el Cuerpo de Cristo. No hay registro de que Pedro haya usado estos términos en sus escritos y su ministerio.

Acerca de la relación del ministerio de Pedro con el de Pablo, el hermano Lee dijo, "Una vez que Pablo apareció en la escena, el ministerio de Pedro se desvaneció" (pág. 23). En su Segunda Epístola, escrita después del martirio de Pablo, Pedro reconoció los escritos de Pablo como parte de las Escrituras (2 P. 3:15-16). Con relación a esto, el hermano Lee dijo, "Esto significa que Pedro, siendo ya mayor de edad, tuvo que someterse a la visión de Pablo" (pág. 24). Según Hechos 10 y 21 y Gálatas 2, Pedro quedó impedido de entrar en la visión de Pablo debido a que permaneció hasta cierto punto en su tradición judía. En las páginas 43 y 44 el hermano Lee dijo:

Pedro no fue tan firme y resuelto en seguir la visión como lo fue en seguir al Señor durante los primeros tres años y medio. El se volvió algo débil. Pedro experimentó un conflicto entre seguir la visión o seguir sus propias tradiciones, y no pudo avanzar. Pedro permaneció hasta cierto punto en sus propias tradiciones, lo cual le impidió seguir la visión. En el caso de Pedro vemos que él se quedó atrás con respecto a la visión. Debemos prestar atención a este asunto y tomarlo como una advertencia.

En las páginas 46 y 47 el hermano Lee hace una observación crucial respecto a Pedro y Jacobo en relación a Pablo:

En el tiempo en que Pablo realizaba su ministerio, tal parecía que Jacobo y Pedro eran uno con la visión de él; sin embargo, no lo eran. Lo mejor que podemos decir acerca de ellos es que no se oponían a Pablo. Ellos iban juntos de una manera general, pero realmente no formaban parte del mismo grupo. Ellos recibieron la misma gracia que Pablo y también eran apóstoles; por ende, deberían haber pertenecido al mismo grupo y a la misma compañía que Pablo. Sin embargo, no pertenecían a la misma compañía, aunque pertenecían de manera general al mismo grupo. Gálatas 2:9 dice que Jacobo, Pedro y Juan le dieron a Pablo y a Bernabé la diestra en señal de comunión para que fueran a los gentiles, y ellos a circuncisión. Tal parecería que si le dieran la diestra a Pablo y le dijeran: "Esta bien, Pablo, ve a los gentiles para cumplir tu ministerio, pero nosotros no iremos contigo. Nosotros nos quedaremos aquí como apóstoles a los judíos, mientras que tú serás el apóstol para los gentiles."

No sólo hombres como Gamaliel y Bernabé se quedaron atrás en cuanto a la visión; incluso apóstoles como Pedro y Jacobo estaban en peligro de perder la visión. Ellos eran del mismo grupo que Pablo, pero no colaboraban juntos. Cuando Pablo fue a Jerusalén por última vez, Jacobo le dijo: "Ya vez hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley". (Hch. 21:20). Antes de eso, Pablo dijo claramente en Gálatas que la ley ya no estaba vigente. Pero aquí, Jacobo, el apóstol que tomaba la delantera en Jerusalén, le exhortaba a que guardara la ley. Esto nos muestra que incluso una persona tan renombrada en la iglesia como Jacobo podía carecer de visión; él no andaba según la carne, y era una persona que se conducía sobriamente. Según la historia, sabemos que Jacobo era persona muy piadosa; sin embargo, no servia conforme a la visión. Podríamos decir que aun Pedro no se actualizó con respecto a la visión; incluso él no tenía la visión.

La palabra del hermano Lee aquí es muy iluminadora. Pedro y Jacobo no se opusieron a Pablo. Ellos siguieron adelante junto a Pablo de una manera general. En términos generales estaban en el mismo grupo con Pablo, pero ellos no estaban en la misma compañía. Estar el mismo grupo general es ser apóstoles genuinos quienes reciben la misma gracia para servir al Señor, mientras que estar en la misma compañía es laborar juntos en unanimidad, haciendo la misma labor bajo la misma visión y bajo el liderazgo único en el mover de Dios. En aquella época la visión de la era y el liderazgo en el mover de Dios estaban en Pablo. El era el ministro de la era, un sabio arquitecto que tenía el plano del edificio de Dios y estaba calificado para supervisar el trabajo de todos quienes estaban laborando en el edificio. Pedro y Jacobo debieron haberse unido a la compañía de Pablo y laborar junto a Pablo bajo la visión que el Señor le había dado. La visión que Pablo recibió incluía el unir a los creyentes gentiles a los creyentes judíos para la edificación del único Cuerpo del Señor. (Ef. 2:15-16; 3:3-6). Todos los obreros, incluyendo a Bernabé y Apolos, debieron de haber entrado completamente en la visión de Pablo y haber servido junto a Pablo en el mover de Dios en aquel tiempo. Sin embargo, el hecho es que Pedro, Jacobo, Bernabé, y Apolos no eran completamente uno con Pablo sino que llevaron a cabo sus propias obras según sus respectivas visiones. Esto ocasionó problemas en las iglesias y casi resultó en división (1 Co. 1:10-13a). Si todos los obreros hubiesen servido según la visión de Pablo y hubiesen tomado el liderazgo de Pablo, las iglesias el mundo judío y las iglesias en el mundo gentil podrían haber sido traídas completamente a la economía neotestamentaria de Dios y rescatadas del judaísmo y otras distracciones. Aun más, la iglesia en Jerusalén podría haber sido librada de la destrucción de Tito y su ejército romano en el año 70 DC. Esto demuestra la seriedad de llevar a cabo obras diferentes por compañías diferentes de obreros bajo liderazgos diferentes con visiones diferentes.

En el primer siglo, especialmente mientras Pablo estaba vivo, había un número de apóstoles, y había más de una compañía de apóstoles trabajando para el Señor para levantar iglesias y edificar a los santos. Si vemos tal situación de manera natural de acuerdo a la letra de la Biblia, podríamos pensar que era satisfactoria según lo ordenado por Dios. Podríamos pensar que la situación hoy debería ser la misma, que hoy debería ser aceptable tener un número de colaboradores tomando el liderazgo, cada uno con su propia compañía de obreros laborando bajo su liderazgo en una cierta región de la tierra. Podríamos pensar que siempre y cuando estas compañías de obreros se respeten mutuamente y enseñen de acuerdo a las escrituras, todos ellos pueden llevar a cabo obras separadas bajo la bendición cabal del Señor. Sin embargo, si somos gobernados por la revelación de la Biblia a la luz del ministerio de la era, nos daremos cuenta que la situación en el primer siglo no era satisfactoria en cuanto al modo de obrar de Dios en Su economía. Como nos aclaró el hermano Lee, el modo de obrar de Dios es tener todo Su pueblo sirviéndole según una visión para edificar Su edificio divino único de acuerdo a Su diseño único bajo la supervisión de un sabio arquitecto. En La visión de la Era el hermano Lee señaló repetidamente que aquellos que se unieron a Pablo para caminar y trabajar con él en su ministerio, tales como Aquila, Priscila y Timoteo, todos sirvieron al Señor según la visión de Pablo, la cual era la visión de la era, y así llevaron a cabo la obra única del Señor en aquella era. Sin embargo, aquellos que no eran uno con Pablo y no trabajaban junto a él, tales como Bernabé, Apolos, Jacobo, y aun Pedro - aunque eran sinceros, conocedores de la escrituras y espirituales - no estaban sirviendo según la visión de la era en su laborar para el Señor. Esto es un asunto muy serio.

Servir bajo la visión en el recobro del Señor en la actualidad

Según nos aclaró el hermano Lee, la visión bajo la cual el recobro del Señor esta sirviendo al Señor hoy en día es la visión que hereda y abarca todas la visiones anteriores, la visión de la Biblia entera, comenzando con la visión de Adán del árbol de la vida en el jardín del Edén y que se extiende hasta la Nueva Jerusalén con el árbol de la vida. Esta es la visión que iguala la era presente, la visión que hereda todas la visiones del pasado y que es toda-inclusiva. Con relación a la visión de hoy el hermano Lee dijo lo siguiente en la página 51 de La visión de la Era:

Para servir a Dios conforme a la visión actualizada, debemos escalar al nivel que muestran las últimas epístolas de Pablo. De hecho, debemos alcanzar el nivel que presentan las epístolas dirigidas a las siete iglesias de Apocalipsis, así como el nivel de la revelación que abarca todas las eras, incluyendo el reino, el cielo nuevo y la tierra nueva, y la máxima consumación de la iglesia, a saber, la Nueva Jerusalén. Dicho de manera sencilla, si queremos servir a Dios hoy en día, nuestra visión debe abarcar desde la primera visión, la visión que Adán tuvo en Génesis, hasta la última visión, la visión de la manifestación de la iglesia: la Nueva Jerusalén. Esto, y únicamente esto, constituye la visión completa. No fue sino hasta en estos días que nos fue revelada plenamente esta visión.

En la página 54 el hermano Lee dijo "Es la misericordia del Señor que El me haya revelado esta visión" y en la página 55 él dijo "La visión que les he presentado hoy es la visión de Dios para esta era."

Fuera de la visión que el hermano Lee nos trajo - la visión consumada de Dios, la visión completada de la era, la visión abundante y todo-suficiente de la economía eterna de Dios en la Biblia entera - no hay otra visión. La visión para esta era nos ha sido transmitida mediante los escritos del hermano Nee y del hermano Lee. Nuestra responsabilidad única hoy en día es entrar completamente en esta visión y servir al Señor es Su recobro único bajo esta visión única. Más aun, debemos servir en una compañía, aun en un solo Cuerpo, bajo el liderazgo apropiado en el mover del Señor, hasta que la visión se convierta en una realidad.

En la página 56 el hermano Lee escribió:

Si permanecen en esta visión, estarán sirviendo conforme a la visión de la era. Pero si no tienen esta visión, podrían ser un Apolos, quien exponía las escrituras poderosamente; podrían ser un Bernabé, quien visitaba las iglesias; podrían ser un Jacobo, quien servia piadosamente; en incluso podrían ser un Pedro, quien servía como apóstol líder. Sin embargo, no estarían en la visión.

Solo sirviendo al Señor juntos bajo la visión de esta era podemos tener la unanimidad entre nosotros. Las diferentes visiones y los diferentes grados de comprensión de la visión son causas de discordia. En la página 57 el hermano Lee dijo:

Hoy podemos ser unánimes gracias a que tenemos una sola visión y una sola perspectiva. Todos tenemos esta única visión actualizada que ha heredado todas las visiones anteriores. Tenemos solamente un punto de vista. Hablamos lo mismo con un solo corazón, a una sola voz y en un mismo tono, y servimos juntos al Señor. El resultado de esto es un poder que llega a ser nuestra moral elevada y nuestro fuerte impacto. En esto radica nuestra fuerza. Una vez que el recobro del Señor posea este poder, se producirá la gloria que viene del aumento y de la multiplicación.

Un modelo excelente

Al seguir el ministerio de la era y servir bajo el liderazgo del sabio arquitecto en el edificio de Dios, el hermano Lee es un modelo excelente para todos nosotros. Con relación a su servicio en el recobro del Señor bajo Watchman Nee, el hermano Lee dijo:

Cuando vine al recobro, comprendí lo que era el recobro y que éste era uno solo. La persona de entre nosotros que llevó el recobro a China fue el hermano Watchman Nee. Si yo no hubiera tomado el camino del recobro, habría podido llevar adelante una obra en el norte de China, pero desistí de eso. Comprendí plenamente que el Señor tiene un solo Cuerpo, una sola obra, una sola Biblia, una sola revelación y una sola corriente, un solo fluir, en una sola comunión. En aquel entonces el hermano Nee estaba siendo usado por el Señor. Yo nunca intenté hablar nada distinto de lo que él enseñaba. Esto no quiere decir que yo no tuviera otras enseñanzas, pero en lo que hablaba siempre seguía lo que hablaba el hermano Nee, a fin de guardar la única comunión que hay en el único recobro del Señor. Sentía que era una gloria participar en el recobro de una manera tan subjetiva junto con el hermano Nee. Agradezco al Señor por tener misericordia de mí y ayudarme a escoger lo mejor. En la bendición que Moisés dio en Deuteronomio 33, encontramos la expresión lo mejor (vs. 13-16). Me doy cuenta de que a través de los años que he estado en el recobro, el Señor me ha dado lo mejor. Esto se debe a Su misericordia, que me trajo y me ha guardado en Su recobro todos estos años. Mientras seamos resguardados en el camino del Señor, seremos guardados en la unidad de la única comunión. Hay un solo Señor, un solo Cuerpo, una sola Biblia, una sola revelación divina, un solo oráculo, un solo recobro, una sola comunión y una sola forma de practicar el recobro. (Entrenamiento para ancianos, libro 10: El ancianato y la manera ordenada por Dios (2), págs. 132-133)

Mientras estuve involucrado en la obra en la China continental por dieciocho años, yo reconocí y admití que mi porción no era la de ejercer liderazgo allí. Yo reconocía, respetaba y estimaba al hermano Nee como el único sabio arquitecto. Yo no tenía la menor idea u opinión con respecto al camino que el recobro del Señor debía tomar. El diseño venía de manos del hermano Nee. El era el superintendente, no yo, así que yo no tenía derecho alguno ni tampoco estaba en posición de expresar cualquier clase de opinión. Mi posición y derecho, gracias al Señor, era simplemente la de acatar las instrucciones del hermano Nee. (Entrenamiento para ancianos, libro 7: La unanimidad requerida para el mover del Señor, pág. 103)

En los dieciocho años que estuve involucrado en la obra en la China continental, hice mucho, pero jamás nadie escuchó que yo emitiera opinión alguna. Lo único que la gente escuchó de mi fueron mensajes dados en absoluta conformidad con el hermano Nee...laboré sin emitir opinión alguna. En las conferencias para colaboradores, algunas veces el hermano Nee me preguntaba: "Witness, ¿qué dirías tú al respecto?"; pero yo no tenia nada que decir. La actitud que yo tenía era que todo cuanto el hermano me pidiera hacer, yo haría. Era muy sencillo. Desde el año 1932 hasta el año 1950, nadie jamás me escuchó expresar opinión alguna con respecto a la obra en la China continental. (Entrenamiento para ancianos, libro 7: La unanimidad requerida para el mover del Señor, pág. 86)

El servicio del hermano Lee bajo el liderazgo y la visión del hermano Nee deben ser nuestro modelo hoy día. Todos los colaboradores junto a los que toman la delantera y los santos en todas las iglesias deben ser sabios para reconocer el ministro de la era y el sabio arquitecto y deben servir juntos en unanimidad en el recobro único del Señor; sin disensión ni expresar opinión alguna. Todos necesitamos ser diligentes para entrar en la visión de la era, y necesitamos poner a un lado nuestros propios intereses para llevar a cabo la obra única del ministerio del Nuevo Testamento bajo el liderazgo en el ministerio del Señor hoy. Tenemos que ser como Salomón, quien no hizo su propia obra sino que heredó el modelo del templo de David su padre (1 CR. 28:11-19), y ejecutó fielmente la obra de edificación de acuerdo a ese modelo. También necesitamos ser como Timoteo, quien heredó la visión de su padre espiritual, Pablo, caminó de acuerdo a la visión y la guardó como un buen depósito, y ministró la visión a otros (2 Ti. 1:13-14; 2:2). Si permanecemos en la visión que hereda y abarca todas la visiones anteriores dada a nosotros por Dios a través del hermano Nee y del hermano Lee y laboramos juntos en unanimidad para llevar a cabo esta visión por toda la tierra, el Señor tendrá la manera de completar la edificación de Su Cuerpo y preparar Su novia para Su pronto regreso.

Vuestro hermano en Su recobro,

Bob Danker

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