Tito 1:9 – Retenedor de la palabra fiel, la cual es conforme a la enseñanza de los apóstoles, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que se oponen.

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Discernir la autoridad espiritual adecuadamente a fin de seguir al Señor correctamente

Introducción

El asunto de la autoridad es un gran tema en la Biblia. La palabra de la autoridad de Dios sostiene al universo mismo (He. 1:3). La obra de Dios en esta era consiste en establecer Su reino como la esfera en la cual Dios ejerce Su autoridad y es expresado (Mt. 6:13). Por lo tanto, el reino es una parte crucial del cumplimiento del propósito que Dios tuvo al crear al hombre (Gn. 1:26).

Hoy, la iglesia es el reino de Dios (Ro. 14:17; Mt. 16:18-19). Ella [la iglesia] toma la delantera en cuanto a estar bajo Cristo como cabeza (Ef. 1:10). En una vida de iglesia apropiada es de vital importancia establecer la autoridad de Dios. Debido a que algunos dentro del recobro del Señor, así como otros de afuera, han usado incorrectamente el tema de la autoridad espiritual, comprender la autoridad espiritual apropiadamente es una gran necesidad. Este documento no intenta abarcar exhaustivamente el tema de la autoridad espiritual y la sumisión. En cambio, busca encarar algunas de las maneras en las que se ha abusado de la "autoridad". Para obtener una comprensión más amplia del tema de la autoridad, por favor consulte la Lectura recomendada al final de este artículo. En este artículo examinaremos:

Recientemente algunos hermanos han usado su "posición" como obreros o ancianos para exigir obediencia de parte de los santos. Estos hermanos se han atrevido a imponer su autoridad personal, haciendo de ello un problema, y al hacerlo han demostrado su falta de autoridad espiritual genuina. La autoridad en el Cuerpo de Cristo no es por posición ni organización, sino que es espiritual. De la misma manera, su aplicación debe ser espiritual.

La autoridad espiritual es posesión única de la Cabeza, Cristo (Mt. 28:18; Ef. 1:22-23). Esta autoridad es transmitida al Cuerpo y a través del Cuerpo en su unión orgánica en vida con la Cabeza. Los seres humanos, sean éstos apóstoles, profetas, ancianos o diáconos, no tienen autoridad espiritual alguna en ellos mismos. Los hombres sólo pueden actuar como la autoridad delegada de Cristo al grado en que estén en la unión orgánica con Cristo en el espíritu mezclado y se relacionen correctamente con el Cuerpo. Además, esta autoridad delegada se debe ejercer dentro de las restricciones de la enseñanza de los apóstoles. La enseñanza de los apóstoles es el liderazgo único en el Nuevo Testamento. La autoridad de los hermanos dotados no se ejerce directamente por medio de dar órdenes ni controlar las acciones de los santos y las iglesias, sino más bien, se ejerce indirectamente por medio de ministrar vida al enseñar conforme a la economía neotesta-mentaria de Dios. De hecho, no seguimos personas tanto como seguimos la visión de la economía neotestamentaria de Dios.

Algunos han dicho que los santos en las iglesias deben obedecer a su autoridad sin preocuparse de si tal autoridad es apropiada o no. Esta es una enseñanza incorrecta y peligrosa, conforme a lo que vamos a demostrar con numerosos ejemplos de la Biblia. Es de vital importancia que los santos tengan una comprensión apropiada de la autoridad conforme a la verdad de la Biblia y un discernimiento apropiado de la autoridad, es decir, qué es genuino y qué se alega con presunción.

La autoridad espiritual genuina se puede discernir al observar tanto a la persona como a la manera en que esa persona ejerce la autoridad. La autoridad la produce la vida de resurrección de Cristo. Surge como revelación, que es, revelar la economía neotestamentaria de Dios. Por lo tanto, cuando tocamos a una persona que tiene autoridad espiritual, debemos recibir vida y revelación que iguala a la enseñanza de los apóstoles de la economía neotestamentaria de Dios. Además, cuando tocamos a una persona que tiene autoridad espiritual, somos introducidos en la luz, y el resultado es gozo y brota el fruto de la vida divina para alimentar a otros.

Más aun, una persona que ejerce autoridad tiene que ser una persona quien está bajo autoridad. En el Nuevo Testamento, la autoridad es un asunto del Cuerpo. Nadie puede colocarse por encima de la autoridad del Cuerpo y alegar que representa la autoridad de Dios. Si un hermano no está dispuesto a que su obra se mezcle con otros y no está dispuesto a traer su obra a la oración en común y a la comunión de los colaboradores, la obra de tal hermano no está bajo la autoridad de la Cabeza. La autoridad del trono está con aquellos que tienen un cielo despejado (Ez. 1:26). Cuando una persona que tiene autoridad espiritual tiene contacto con otros, él no necesita vindicarse ni hacer valer su propia autoridad porque la presencia y el testimonio del Espíritu están ahí. Debido a que el Espíritu mismo está ahí, la autoridad del Espíritu también está ahí.

También podemos discernir la autoridad espiritual genuina al ver cómo una persona ejerce autoridad. La autoridad espiritual no se ejerce de manera natural, humana. No es asunto de organización ni administración. De hecho, en nada parece ser autoridad. Más bien, la autoridad espiritual es un asunto de servir al pueblo de Dios como un esclavo, suministrándole en amor mediante el fluir de la vida de resurrección al pastorear, alimentar y proteger, el rebaño. Quienes exigen obediencia hacia ellos o hacia otros están en la esfera equivocada y están violando lo que Dios les ha repartido (2 Co. 10:13).

De la misma manera que existen señales que muestran que una persona tiene autoridad espiritual, también hay señales que muestran que la autoridad espiritual que una persona alega tener no es genuina. Por ejemplo, si una persona impone su propia autoridad, lo haga él directamente o indirectamente por medio de sus partidarios, está descalificado para representar la autoridad de Dios. Si él se justifica sí mismo, su autoridad no es genuina. Si él menosprecia la verdad o recalca el "éxito" en la obra en lugar de la economía de Dios, se ha desviado de la enseñanza de los apóstoles, que es el verdadero liderazgo en la era del Nuevo Testamento. Si él lleva a cabo o dirige a otros a llevar a cabo una obra en competencia, él está violando el principio del Cuerpo y por ende, está en rebelión contra la Cabeza. Sí él busca establecer o agrandar un dominio o región para su obra personal dentro del recobro del Señor, él le está sirviendo a sus propios intereses y no a los intereses del Señor.

Además, si una persona ejerce autoridad de manera incorrecta, esto indica que la autoridad de tal persona no es genuina. Si una persona se comporta como si fuera la autoridad si intenta ejercer control sobre otros, si "golpea" a sus consiervos al dominar o criticar, si desvía a los santos por medio de enseñanzas diferentes o si hace que su propia "autoridad" sea la base para recibir a otros en comunión, estas son señales de que él no tiene autoridad espiritual genuina. Una persona nunca puede ser una autoridad si ella misma está en rebelión en contra de la autoridad. Las señales claras que muestran que una persona está en rebelión son: palabras injuriosas, razonamientos y pensamientos rebeldes. Tales cosas son características del tipo de persona contenciosa y divisiva que el apóstol Pablo nos encarga que rechacemos y de quien debemos apartarnos (Tit. 3:10; Ro. 16:17).

Debido a que la base para la autoridad espiritual es la relación que una persona tiene con Cristo momento a momento, la autoridad espiritual no sólo puede aumentar por el crecimiento en vida, también se puede perder a causa de no mantenerse al día con el Señor en Su mover, por no ser fiel a la verdad presente, y por tocar la autoridad de Dios de manera incorrecta.

Cuando una persona que está en una posición de autoridad se desvía de la verdad, no debemos seguirlo, tampoco debemos injuriarlo. Cuando observemos tal desviación, tenemos la responsabilidad de cooperar con el Señor para buscar un remedio para la situación por medio de procurar restaurar a nuestros compañeros creyentes a una condición apropiada. No podemos hacer esto por medio de nuestra propia habilidad. Debemos orar al Señor que Él nos infunda con vida de manera que podamos ser un factor de vida para los santos. En algunos casos, necesitamos cuidar de los intereses del Señor por medio de buscar a Sus representantes para darles a conocer la situación en el principio de dar aviso al sacerdote de la aparición de un brote de lepra (Lv. 14:35). La casa de Cloé hizo esto en el Nuevo Testamento cuando informaron al apóstol Pablo en cuanto a la situación en Corinto (1 Co. 1:11). En algunos casos donde la desviación es grave, puede ser que necesitemos separarnos de los vasos de deshonra a fin de preservar el testimonio del Señor (2 Ti. 2:20-21). No debemos dejar que quienes alegan que tal preocupación es una expresión de rebelión nos hagan desistir de expresar una preocupación genuina por la condición de la iglesia o por su desvío de la verdad. En realidad, abrir tal preocupación apropiadamente al Señor y a Sus representantes es nuestro deber como un servicio al Señor, a los santos y a la iglesia.

Finalmente, debemos echar a un lado la ambición de tener una posición. En el libro de Apocalipsis no se menciona la posición de anciano, pero sí se mencionan a aquellos que son "estrellas que brillan", mensajeros que son uno con el hablar del Señor dentro y para las iglesias. Esto debe ser una aspiración en todos nosotros. El resto de este corto libro examina y desarrolla los puntos que se han esbozado brevemente aquí al presentar tanto su base bíblica y gran comunión iluminadora del ministerio de Watchman Nee y Witness Lee.

Comprensión básica acerca de la autoridad y su importancia

A fin de comprender los asuntos relacionados con la autoridad que enfrentamos en el recobro del Señor hoy en día, necesitamos alguna comprensión básica en cuanto a:

La autoridad en la administración gubernamental de Dios

Hay varios puntos cruciales que necesitamos comprender a fin de conocer la autoridad de Dios en Su administración guberna-mental. Entre estos puntos están:

Si comprendemos estos puntos apropiadamente, fácilmente percibiremos que algunos dentro y fuera del recobro del Señor han usado incorrectamente la comunión del hermano Nee en el libro Autoridad y sumisión.

La fuente única de autoridad

Cualquier consideración que se haga en cuanto a la autoridad tiene que comenzar con una declaración de la autoridad absoluta de Cristo como la Cabeza. (Ef. 1:22; 4:15; 5:23; Col. 1:18; 2:10; 1 Co. 11:3). Toda potestad, en el cielo y en la tierra, le ha sido dada al Cristo resucitado (Mt. 28:18). Él es Señor de todo (Hch. 2:36; 10:36), y es el Ungido por Dios como el Cristo para llevar a cabo la economía de Dios (Hch. 2:36 y la npdp. 2).

Col. 1:18 - Y Él es a Cabeza del Cuerpo que es la iglesia; Él es el principio, el Primogénito de entre los muertos, para que en todo Él tenga la preeminencia.

Mt. 28:18 - Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra.

Hch. 2:36 - Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Un miembro por sí solo no tiene autoridad alguna; la autoridad está en la Cabeza. No es correcto que cualquier miembro diga que tiene autoridad. Un miembro no tiene autoridad directa; sólo puede obtener autoridad de la Cabeza. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 38, pág. 487)

Nunca se puede ejercer la autoridad de Dios independientemente de Él. Separados de Él, nadie tiene autoridad alguna en el Cuerpo, y aparte de Él, nadie tiene rango alguno. Toda la autoridad se obtiene de Su posición como la Cabeza. Todos los creyentes son simplemente hermanos en vida (Mt. 23:8; Ap. 1:9) y compañeros esclavos en su servicio al Señor (Mt. 20:27; 2 Co. 4:5).

Mt. 23:8 - Pero vosotros no seáis llamados Rabí; porque uno es vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos.

Mt. 20:27 - Y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro esclavo.

La caída de Satanás fue resultado de su rebelión en contra de la autoridad de Dios (Is. 14:12-15). De la misma manera, el hombre se unió a Satanás en la rebelión contra la autoridad de Dios, resultando en la caída de hombre (Gn. 3:1-6). Cuando Cristo vino, vino el reino, porque en Su humanidad, Él llevó una vida de sumisión y obediencia absoluta a la autoridad y voluntad del Padre (Mt. 26:39; Jn. 8:29; Fil. 2:6-8). Él fue exaltado al trono de Dios en Su humanidad con Su divinidad basándose en que llevó esta vida de sumisión y obediencia a Dios (Fil. 2:9).

Jn. 8:29b -...porque Yo hago siempre lo que le agrada.

Fil. 2:8-9 - [8] Y hallado en Su porte exterior como hombre, se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. [9] Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.

La autoridad en el Cuerpo

Dios está obrando en esta era para restaurar el orden en el universo por medio de reunir bajo Cristo como cabeza todas las cosas (Ef. 1:10). La manera en que Él hace esto es primeramente ganar un grupo de personas y constituirlos con la vida divina y hacer de ellos miembros del Cuerpo de Cristo unidos a Cristo, la Cabeza (Ef. 1:22-23; 5:23; Col. 1:18). La autoridad de la Cabeza sobre el Cuerpo es un asunto de unión en vida. La Cabeza es la vida del Cuerpo y al ser la vida del Cuerpo, la Cabeza ejerce autoridad en, sobre y a través del Cuerpo. Además, debido a que el Cuerpo está unido a la Cabeza, el Cuerpo se convierte en la autoridad que gobierna el vivir y la obra de los miembros de Cristo.

Después de que hemos creído en el Señor, el primer principio espiritual que debemos tomar en cuenta es que el Cuerpo es la autoridad establecida por Dios aquí en la tierra. El Cuerpo es la autoridad. La ley de Dios opera en el Cuerpo y nosotros no podemos violar dicha ley. No podemos actuar descuidadamente y según nuestra voluntad. Si actuamos según nuestra propia voluntad, nos convertiremos en células malignas sin restricciones en el Cuerpo, células que hacen sus propias cosas y que dañan por completo la unidad del Cuerpo. (Mensajes para edificar a los creyentes nuevos, tomo tres, pág. 997)

Toda la autoridad que se ejerce en la iglesia tiene que llevar este testimonio: representa la vida y la autoridad de la Cabeza en el principio del Cuerpo. Por lo tanto, no puede haber autoridad, local ni regional, separado del Cuerpo. Ningún hermano puede ser una autoridad que representa a Dios si no está bien con el Cuerpo. En cuanto a la práctica, esto significa que ningún hermano entre nosotros puede ser la autoridad que representa a Dios si no está bien en cuanto a las manifestaciones prácticas del Cuerpo de Cristo, las iglesias locales.

La Cabeza ejerce autoridad sobre los miembros del Cuerpo y a través de ellos en vida y como vida (Ef. 4:15-16; Col. 2:19).

El Cuerpo está bajo la autoridad de la Cabeza, no puede proponer algo por su propia iniciativa. La Cabeza tiene el poder para dirigir al Cuerpo. Allí donde hay vida, hay autoridad. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 38, pág. 414)]

Hablando con propiedad, no existe autoridad en el Cuerpo, la autoridad yace en la Cabeza. La debilidad de la así llamada iglesia de hoy es que la autoridad se ha convertido en un asunto de posición, y no de vida. En el Cuerpo de Cristo, la autoridad es un asunto de vida, no de posición (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 44, pág. 825)

Autoridad delegada

Además de la autoridad directa de Cristo, la Biblia muestra más a fondo que al llevar a cabo Su propósito, Dios ejerce Su autoridad a través de hombres. La Biblia está llena de ejemplos de estas autoridades delegadas. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento están José, Moisés, Samuel, David y muchos otros. En el Nuevo Testamento están los apóstoles en la iglesia universal (Ef. 4:11; 1 Co. 12:28 y npdp. 2) y los ancianos en las iglesias locales (Hch. 14:23; Tit. 1:5). En la era del Nuevo Testamento, sin embargo, esta autoridad no es una autoridad gobernante (1 P. 5:3) sino la autoridad para predicar el evangelio para que se salven los pecadores (Mt. 28:19; Hch. 1:8) y engendrarlos como hijos de Dios (1 Co. 4:15), para nutrir a los creyentes (Jn. 21:15; 1 Ts. 2:7; 1 Co. 3:2), para enseñar a verdad (Mt. 28:20; 1 Ti. 2:7; 1 Co. 4:17), para pastorear a las ovejas (Jn. 21:16; 1 P. 5:2; 1 Ts. 2:11) y para perfeccionar a los santos para la edificación del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:11-16). 1 Todas estas funciones tienen como base el ministrar del suministro de vida por medio de la función orgánica de los miembros dotados. Ninguno implica ninguna clase de autoridad que controle ni jerarquía organizacional que domine.

La enseñanza de los apóstoles

La enseñanza de los apóstoles, que le transmite su revelación de Cristo a los creyentes, es la autoridad en la iglesia hoy (Hch. 2:42; 1 Ti. 1:3-4; Tit. 2:15; cfr. 1 Ti. 2:12). El primer asunto que se encuentra en la Epístola de Pablo a Tito, cuyo tema es mantener el orden en la iglesia, es: "retenedor de la palabra fiel, la cual es conforme a la enseñanza de los apóstoles" (Tit. 1:9). Mantener el orden es un asunto de autoridad, y esta autoridad depende de la enseñanza de los apóstoles.

En los Evangelios, el liderazgo propio del Nuevo Testamento era una persona: el Señor Jesús. Pero desde Hechos hasta Apocalipsis, el único liderazgo propio del Nuevo Testamento se convirtió en la enseñanza de los apóstoles. Por tanto, ni Pablo ni Pedro ejercían control sobre iglesia alguna, sino que su enseñanza era la que ejercía control. Podemos ver esto en 1 Timoteo, donde Pablo exhortó a Timoteo a permanecer en Éfeso a fin de que mandara a ciertas personas a no enseñar cosas que diferían de la economía de Dios (1:3-4). Tal enseñanza de cosas diferentes es una enseñanza que difiere de la enseñanza de los apóstoles con respecto a la economía de Dios. La enseñanza de los apóstoles es el único liderazgo.

La enseñanza de los apóstoles es nuestra constitución, la cual nos gobierna. Pedro y Pablo no gobernaron las iglesias. Es la enseñanza de los apóstoles, la enseñanza concerniente a la economía de Dios, la cual nos gobierna.... (Entrenamiento para ancianos, libro 9: El ancianato y la manera ordenada por Dios (1), pág. 93)

El liderazgo de los apóstoles en el Nuevo Testamento se ejerció por medio de su enseñanza, no mediante algún tipo de control.

Pero el liderazgo que se halla en el ministerio neotestamentario no es el liderazgo mundano que consiste en ejercer control. En el recobro del Señor no tenemos una junta directiva con un director o presidente.

Además, dicho liderazgo no reside en las acciones de los ministros sino en sus enseñanzas para restringirles a fin de que no causen divisiones.... El liderazgo del Nuevo Testamento se halla principalmente en las enseñanzas de los ministros, y no en las acciones de los colaboradores. (El liderazgo en el Nuevo Testamento, pág. 17)

El uso incorrecto del libro Autoridad y sumisión escrito por el hermano Nee

El hermano Nee presentó estos asuntos minuciosamente en su libro clásico Autoridad y sumisión. De manera global, la comunión del hermano Nee es muy balanceada. Sin embargo, un número de personas han usado incorrectamente algunas partes de su libro para imponer autoridad y exigir obediencia de otros.

Lamento mucho que algunos cristianos utilizan el libro Autoridad espiritual, 2 escrito por el hermano Nee, para imponer la autoridad de ellos sobre los demás. Esta clase de autoridad es auto-impuesta. (Estudio-vida de Apocalipsis, pág. 724)

El hermano Lee demostró específicamente cómo algunos, tanto fuera como dentro del recobro del Señor, usaron indebidamente la comunión del hermano Nee para ejercer autoridad humana en la forma de la organización y jerarquía.

Si recibimos cualquier enseñanza de manera descuidada, esto siempre podrá causar algún error ulterior. Muchos de los de afuera usan la enseñanza del hermano Nee con respecto al tema de la autoridad espiritual como base para ejercer no la autoridad espiritual, sino su propia autoridad en términos humanos. Ellos no ejercen autoridad alguna en términos de la vida divina, sino una autoridad basada en la organización. También entre nosotros hemos visto productos de tal error ulterior, pues en nuestro medio existe el pensamiento de que cierto hermano es el primero entre los colaboradores, o de que otro hermano es el primero entre los ancianos. (Entrenamiento para ancianos, libro 4: Otros asuntos cruciales con respecto a la práctica del recobro del Señor, pág. 117)

Una encomienda engañosa

Algunos le han encomendado a quienes están bajo su "autoridad" que lean sólo la primera parte del libro del hermano Nee que abarca el tema de la sumisión, y que no lean la segunda parte, que abarca el tema de la autoridad, alegando que la segunda parte del libro no les aplica a ellos. Esto es engañoso porque la segunda parte del libro muestra cómo reconocer la autoridad espiritual genuina y también pone los límites para la obediencia a la autoridad.

El verdadero motivo detrás de esta encomienda engañosa es que al leer la comunión del hermano Nee acerca de qué significa tener autoridad espiritual dejaría manifiesta la falta de autoridad genuina en quienes se exaltan a sí mismos. En realidad, es crucial tener un conocimiento apropiado de la naturaleza de la autoridad espiritual y cómo esta se manifiesta para discernir quién realmente tiene tal autoridad y quién simplemente alega tenerla.

Dos distinciones cruciales

A fin de tener una comprensión apropiada de la autoridad, necesitamos hacer dos distinciones básicas—distinguir entre la autoridad oficial y la autoridad espiritual y distinguir entre la sumisión y la obediencia.

La distinción entre la autoridad oficial y la autoridad espiritual

Al considerar la autoridad, es crucial distinguir entre la autoridad oficial y la autoridad espiritual. La autoridad oficial proviene de la posición oficial reconocida de una persona en una organización. En la sociedad humana, los jueces y los policías tienen cierta autoridad basada en su posición. En la iglesia, sin embargo, la autoridad genuina no proviene de una posición. Más bien, la autoridad en la iglesia es espiritual en su origen y aplicación. No hay autoridad oficial en la iglesia ni en la obra.

Ef. 4:15-16 - [15] Sino que asidos a la verdad en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la Cabeza, Cristo, [16] de quien todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y por la función de cada miembro en su medida, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor.

Col. 2:19 - y no asiéndose a la Cabeza, en virtud de quien todo el Cuerpo, recibiendo el rico suministro y siendo entrelazado por medio de las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento de Dios.

...¿Cuál es el significado de la autoridad oficial? Significa que una persona ejerce autoridad basada en que ocupa un oficio. Se ejerce la autoridad sólo debido al oficio que él ocupa. Entretanto que el funcionario mantiene su puesto, puede ejercitar su autoridad; en cuanto renuncie a su posición cesa su autoridad. Tal autoridad es completamente objetiva; no es inherente al hombre en sí...

Pero en un grupo de obreros constituido divinamente, no hay organización alguna. Se ejerce autoridad entre ellos, pero dicha autoridad es espiritual, no oficial. Es una autoridad basada en espiritualidad, una autoridad que resulta de un conocimiento profundo del Señor, y de una comunión íntima con Él. La vida espiritual es la fuente de tal autoridad. La razón por la cual Pablo podía dirigir a otros no era su posición superior sino su mayor espiritualidad. Si hubiera perdido su espiritualidad, hubiera perdido su autoridad.... (La vida cristiana normal de la iglesia, págs. 156-157)

Efesios 4:15-16 muestra que la Cabeza ejerce autoridad sobre el Cuerpo por medio del suplir de vida suministrado en y por los miembros. El Cuerpo está unido a la Cabeza. A medida que los miembros crecen hacia Cristo, la Cabeza, el suministro de vida fluye de la Cabeza a través de los miembros para edificar el Cuerpo. Este fluir de vida es la administración de Dios para poner todas las cosas bajo Cristo como Cabeza. La autoridad de la Cabeza se lleva a cabo por todos los miembros del Cuerpo mediante la comunión de la vida. Por lo tanto, la autoridad en el Nuevo Testamento no es sólo un asunto objetivo, que requiera meramente una obediencia externa a alguien que tenga cierta posición en la iglesia.

Anteriormente la autoridad y la sumisión para muchos de nosotros era algo objetivo o teórico. Tratamos de aplicar una sumisión objetiva a un cuerpo subjetivo. Pero ahora la autoridad ha llegado a ser un asunto de vida. En otras palabras, se ha hecho subjetiva y personal. En el Cuerpo de Cristo la autoridad y la sumisión están juntas en un sólo Cuerpo, y ambas han llegado a ser aplicables, vivientes y unidas. Esta es la expresión más elevada de la autoridad de Dios.... (La autoridad y la sumisión, págs. 76-77)

La manera para ir adelante hoy es por medio de vivir la vida del Cuerpo, donde la autoridad se complementa con amor y coordinación en mutualidad. Una vez se solucione este problema, todos los demás se solucionarán. En el pasado, la verdad en cuanto a la autoridad y la sumisión era de carácter objetivo e impersonal. La autoridad era objetiva y también la sumisión. La autoridad era impersonal y también la sumisión. Nos sometíamos a cosas externas de una manera externa. Hoy, la autoridad y la sumisión tienen que llegar a ser orgánicas; tienen que llegar a ser internas y subjetivas. En el Cuerpo de Cristo, es decir, en la iglesia, la autoridad y la sumisión coinciden en el mismo lugar. Las dos llegan a ser un todo subjetivo y viviente. La autoridad y la sumisión llegan a ser una entidad viviente, una unidad en vida. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 59, págs. 176-177)

El hermano Lee enseñó enérgicamente que no se debe considerar a nadie como el líder del recobro del Señor.

Estuve con el hermano Nee por años. Nunca lo consideramos el líder oficial y él nunca pensó de esta manera de sí mismo. Siempre que alguien pensaba que el hermano Nee era el líder y venía a él pidiendo instrucciones, el hermano Nee nunca decía una palabra. Sólo se abría a compartir algo cuando alguien venía a él buscando comunión. Nunca suponía que él era el líder oficial. De la misma manera, no me considero el líder oficial en el recobro del Señor hoy. (Truth Messages [Mensajes acerca de la verdad], pág. 32)

El liderazgo está relacionado con la condición de la relación que un miembro tiene con Cristo la Cabeza, lo que significa que tampoco es permanente.

Hch. 13:2 - Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.

Hch. 13:9 - Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos.

En la economía neostestamentaria de Dios ser dirigente entre Sus hijos no es algo oficial, permanente ni organizado. Ser dirigente, más bien, depende de la capacidad espiritual. El que posee capacidad mayor es el que dirige. En un momento dado, es posible que cierto hermano tenga dicha capacidad, y en otro momento, tal vez la tenga otro. En el día de Pentecostés Pedro era el más capacitado, pero en Hechos 15 era Jacobo.

La relación entre Bernabé y Pablo muestra más a fondo este principio. Hechos 13:2 dice: "Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado". Aquí vemos que se mencionó a Bernabé antes que a Pablo (Saulo). Sin embargo, cuando estaban en su viaje, Pablo espontáneamente tomó el mando (Hch. 13:9), porque tenía mayor capacidad espiritual.... (El liderazgo en el Nuevo Testamento, págs. 9-10)

De la misma manera que se puede obtener autoridad espiritual al crecer en talla espiritual, también se puede perder si disminuye la capacidad espiritual de uno.

Hch. 15:13 - Y cuando ellos terminaron de hablar, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.

Gá. 2:9a - Y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas...

Cuando comenzó la vida de iglesia, quien llevaba la delantera era Pedro. Tomó la delantera en predicar el evangelio. Luego, Pedro y Juan bajaron a Samaria (8:14). Pedro también fue a la casa de Cornelio. Después del relato de la casa de Cornelio parece que Pedro perdió gradualmente su posición como el que llevaba la delantera en la iglesia. En Hechos 12 la iglesia sufrió una gran persecución. Mataron a uno de los apóstoles, otro de nombre Jacobo. Encarcelaron a Pedro. En este momento fue que se levantó Jacobo y Pedro perdió su posición en la delantera. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de obras de las Watchman Nee], tomo 62, pág. 398)

Cuando Pedro se levantó con los once, en el día de Pentecostés, era fuerte como un león. Sin embargo, en Gálatas 2 actuó cobardemente, pues cuando vinieron los hermanos de parte de Jacobo, Pedro rehusó comer con los gentiles... Cuando Pablo vio que Pedro y los demás no andaban rectamente en cuanto a la verdad del evangelio, él reprendió a Pedro delante de todos (Gá. 2:14). Pedro, por su debilidad, le estaba causando daño a la verdad del evangelio, la verdad de que tanto los creyentes gentiles como los judíos son iguales. Esto indica que en Gálatas 2 la capacidad espiritual de Pedro había disminuido. (Truth Messages [Mensajes acerca de la verdad], pág. 29)

La autoridad en el Cuerpo de Cristo no es asunto de organización. No existe un organigrama en el que Dios está en la cima, luego Cristo, después "el apóstol", después los ancianos y en la parte de abajo están los santos. Este es el concepto y la práctica natural, humana, caída y organizacional del hombre. Este concepto es herético cuando se introduce en la iglesia o en la obra.

La distinción entre la sumisión y la obediencia

Si hemos de comprender apropiadamente la autoridad espiritual y cómo ésta se aplica en el Cuerpo de Cristo, también tenemos que distinguir la sumisión de la obediencia. La sumisión y la obediencia son dos asuntos distintos. La sumisión es un asunto de actitud, mientras que la obediencia es un asunto de comportamiento.

¿Qué significa someterse? La sumisión es un asunto de actitud, un asunto del espíritu. ¿Qué significa obedecer? La obediencia es un asunto de la conciencia, un asunto de comportamiento externo. La sumisión es interna, mientras que la obediencia es externa. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 38, pág. 526)

Cuando un "líder" nos pide algo que está en contra de la verdad, no podemos obedecer, pero todavía debemos mantener una actitud sumisa.

Debemos diferenciar entre la sumisión y la obediencia. La sumisión es un asunto de motivación y actitud internas, mientras que la obediencia es un asunto de actuación y movimiento externos. Conforme a la Palabra de Dios, en cuanto a nuestra sumisión debemos ser cabales e incondicionales, pero nuestra obediencia debe ser relativa y condicional. En Hechos 5:29 Pedro dijo: "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres". Si una persona en posición de autoridad quiere que pequemos, debemos ser sumisos en actitud, pero no debemos obedecer. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 59, pág. 231)

En ocasiones, puede ser que la autoridad delegada choque con la autoridad directa de Dios. Cuando esto sucede, tenemos que obedecer a Dios en lugar de al hombre, pero aún debemos mantener una actitud de sumisión. Como dice el hermano Nee:

Cuando la autoridad delegada (la persona que representa la autoridad de Dios) choca con la autoridad directa (Dios), uno debe ser sumiso ante la autoridad delegada, pero no debe obedecerla. Resumiremos este asunto en tres puntos:

  1. La obediencia es un asunto de conducta; es relativa. La sumisión es un asunto de actitud, es una entrega incondicional.

  2. Sólo Dios es propio de recibir una sumisión ilimitada. El hombre, quien es menos que Dios, sólo debe recibir una sumisión limitada.

  3. Si la autoridad delegada da una orden que obviamente es contraria a la orden de Dios, sólo podemos someternos; no podemos obedecer. Tenemos que someternos a la autoridad de Dios solamente. No obedecemos las órdenes que son contrarias a Dios. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 47, pág. 200)

La importancia de estar en lo correcto al seguir a otros

A quién seguimos y cómo lo seguimos es un asunto serio delante del Señor. Por esto el hermano Lee le rogó enérgicamente a los santos que estuvieran en lo correcto al seguir a otros.

Si siguen a la persona equivocada, se harán daño a ustedes mismos y perjudicarán a esa persona. Seguir a una persona de manera equivocada la destruirá. (Una exhortación amorosa a los colaboradores, ancianos y los que aman y buscan al Señor, pág. 59)

No debemos procurar que otros nos sigan, pues esa es la naturaleza de la serpiente. No ayudamos a quien seguimos, sino que lo perjudicamos. Esto también significa que no debemos seguir a ninguna persona; simplemente sigamos al Señor según Su Palabra y la visión celestial. (Una exhortación amorosa a los colaboradores, ancianos y los que aman y buscan al Señor, pág. 67)

Ejemplos espirituales

La Biblia está repleta de ejemplos que muestran que si la persona a quien seguimos es apropiada o no delante del Señor, es una influencia grande en nuestro futuro con el Señor. A quién seguimos es nuestra responsabilidad. No es cierto que sólo se juzga responsable a la autoridad delegada por su error. A continuación hay algunos ejemplos destacados del Antiguo Testamento:

  • Cuando Coré se levantó a injuriar a Moisés, no lo hizo solo. Se erigió portavoz, el líder, de cualquiera que le siguiera. Los 250 líderes que le siguieron fueron destruidos de la misma manera que Coré (Nm. 16:32-35).

    Nm. 16:35 - También salió fuego de delante de Jehová y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.

  • El caso de Saúl y David también es relevante al punto que estamos considerando. Saúl había sido nombrado rey de Israel por Dios, pero fue impropio en su conducta delante del Señor y el Señor lo abandonó. Si bien es cierto que David no injurió a Saúl y rehusó luchar en contra de él, también es cierto que quienes siguieron a Saúl, incluyendo su hijo Jonatán, quien le siguió por lealtad y afecto personal, sufrieron gran pérdida.

    1 S. 31:6 - Así murió Saúl en aquel día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones.

    Jonatán, el hijo de Saúl, sabía que Dios estaba con David, pero a causa de su relación natural y afecto por Saúl, al final se quedó con Saúl y participó de su destino.

  • Jeroboam abandonó el mandamiento del Señor de que Jerusalén fuera el lugar único donde los hijos de Israel se reunieran para adorar al Señor y le celebraran fiesta (Dt. 16:16; 1 R. 12:25-33). Este mandamiento se dio para mantener la unidad del pueblo de Dios, pero Jeroboam dividió la nación de Israel para hacerse de un pueblo para sí mismo. Quienes siguieron a Jeroboam se unieron a él respecto a abandonar la posición apropiada como nación de Israel y se convirtieron en una división entre el pueblo de Dios. Esto introdujo una gran degradación entre los seguidores de Jeroboam.

De la misma manera, el Nuevo Testamento provee ejemplos serios del resultado de seguir a una persona de manera incorrecta:

  • En cierto momento el ministerio de Juan el Bautista era el mover actual de Dios, pero el ministerio de Juan debió terminar cuando el Señor Jesús comenzó Su ministerio. Juan continuó su ministerio en rivalidad con el del Señor. No solo Juan fue ejecutado, también sus seguidores carecieron seriamente en cuanto a conocer la economía neotestamentaria de Dios (Hch. 19:2-3).
  • Los millares en la iglesia en Jerusalén que siguieron a Jacobo en cuanto a ser celosos por la ley (Hch. 21:20) causaron daño al testimonio de la iglesia, inquietaron a las iglesias gentiles (Hch. 15:24; Gá. 2:12) y finalmente sufrieron tremendamente con la destrucción de Jerusalén (Hch. 21:26, npdp. 1).
  • Las iglesias en Asia que siguieron a los perversos (Hch. 20:30) que enseñaban otras cosas aparte de la economía de Dios (1 Ti. 1:3-4) y se desviaron del ministerio de Pablo (2 Ti. 1:15) cayeron en seria degradación y cayeron bajo la reprensión del Señor (Ap. 2—3).

    Hch 20:30 - Y de vosotros mismo se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.

    1 Ti. 1:3-4 - [3] Como te exhorté, al irme a Macedonia a que te quedases en Éfeso, para que mandases a algunos que no enseñen cosas diferentes [4] ni presten atención a mitos y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que la economía de Dios que se funda en la fe.

    2 Ti. 1:15a - Ya sabes esto que me han vuelto la espalda todos los que están en Asia.

    Ap. 2:5 - Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y has las primeras obras; pues si no, vendré a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te has arrepentido.

Los errores de un líder no son tan serios como lo es el desviarse

Varios hermanos, incluyendo algunos en las iglesias en el recobro del Señor, han usado mal la declaración hecha por el hermano Nee en cuanto a Moisés:

...Debemos someternos a la autoridad con la misma confianza con que Dios la establece. Si hay algún error, no será nuestro, sino de la autoridad. (La autoridad y la sumisión, pág. 63)

A menudo, quienes imponen la autoridad abusan de esta declaración para anular las conciencias de los creyentes o de su sentir interno de la unción. Lo que dijo Watchman Nee es cierto. Moisés cometió un error, pero este error no afectó su posición de autoridad delegada. Moisés no se desvió de la verdad en su error y no se rebeló en contra de Dios. Si hubiese hecho cualquiera de estas cosas, hubiese perdido su posición como representante de Dios. Conforme a lo que muestran los ejemplos de la sección anterior, la Biblia es más que clara en que si seguimos a alguien que se desvía de la verdad, seremos dañados y sufriremos pérdida.

Considere la historia del enemigo de Dios, Satanás. A él le fue dada autoridad de parte de Dios, pero se rebeló. Esta rebelión causó que él perdiera su posición como quien representaba la autoridad de Dios en el universo (Ez. 28:14, 17). La Biblia nos muestra claramente que quienes le siguen compartirán su destino (Mt. 25:41; Ap. 20:10, 15).

Mt. 25:41 - Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de Mí, malditos, al fuego eterno 2preparado para el diablo y sus ángeles.

Nota 25:41 2 - El lago de fuego fue preparado para el diablo y sus ángeles, y no para el hombre. Sin embargo, si un hombre sigue al diablo y se opone al Señor, tal hombre tendrá su parte en el lago de fuego con el diablo y los ángeles caídos.

Seguir a aquellos que se rebelan buscando establecer su propia autoridad es una gran pérdida. Si la exigencia de obediencia se cumple a los extremos (como se ha hecho en algunos lugares), nunca nadie se sentiría libre de dejar una secta, porque los que están en "autoridad" lo prohibirían. Al dejar las sectas, seguimos a Cristo, no al hombre. Debemos seguir el mismo principio al dejar el sectarismo de aquellos entre nosotros que se han apartado de la verdad.

Seguir conforme a la visión

A menudo, el hermano Lee hacía referencia a una conversación que tuvo con Watchman Nee en una época de confusión. Esta conversación presenta un modelo de cómo debemos seguir el ministerio:

En 1934 hubo un conflicto en la iglesia en Shanghái dirigido principalmente contra el hermano Nee. En aquellos tiempos le aseguré que yo le seguía incondicionalmente, no por quién era él, sino por la enseñanza y la revelación que había traído al recobro del Señor. El hermano Nee y yo no nos habíamos conocido antes; no nos unía ningún afecto personal. Él dirigía, y yo le seguía porque él tenía la revelación en su enseñanza y guardaba la revelación. También le dije que si un día se desviaba de la revelación que nos había presentado, yo seguiría la revelación, mas no a él. (El liderazgo en el Nuevo Testamento, pág. 49)

Conforme al Nuevo Testamento, la manera apropiada de seguir no es seguir a un hombre, sino seguir a la enseñanza de los apóstoles, que se revela en todo el Nuevo Testamento. Esto es seguir la visión celestial (Hch. 26:19).

Hch 26:19 - Por lo cual, oh rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial.

Discernir la autoridad espiritual

Si queremos seguir al Señor conforme a la visión celestial, debemos ser capaces de discernir quiénes representan a Dios apropiadamente en su persona y su ejercicio de autoridad. Esto requiere que comprendamos:

La naturaleza de la autoridad espiritual

A fin de comprender la naturaleza de la autoridad espiritual, debemos comprender los siguientes cuatros principios:

La fuente de la autoridad: la vida de resurrección

La fuente de la autoridad espiritual es la vida. En la primera vez que se hace mención del hombre en Génesis 1:26 se habla primero de que el hombre fue creado a imagen de Dios, luego se habla de dominio. La imagen de Dios es un asunto de vida, mientras que el dominio es un asunto de autoridad. La vida es primero, luego la autoridad. Primero tenemos la vida de Dios. Esta vida nos capacita para expresar a Dios y representar a Dios con Su autoridad.

Gn. 1:26 - Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

¿Qué es la autoridad? Hablando superficialmente, la autoridad se basa en la posición; quien tiene una posición tiene autoridad. Conforme a la Biblia, pareciera que es lo mismo, pero en realidad no lo es. La autoridad no es principalmente un asunto de posición, fundamentalmente, es un asunto de vida. Cuando el pueblo de Israel vio que la vara de Aarón reverdeció, reconocieron su autoridad. La autoridad es inútil sin la vida de resurrección. La autoridad en la iglesia no es principalmente un asunto de posición, sino un asunto de vida. Nadie puede llegar a tener autoridad al ser elegido por otros y nadie puede reclamar la autoridad basado solamente en su posición en la iglesia. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 38, pág. 429)

La expresión de la autoridad en vida es la resurrección. Después de que Dios juzgó la rebelión de Coré, Dios le ordenó al jefe de cada tribu que llevara una vara y la dejara en tabernáculo toda la noche, diciéndoles: "Y florecerá la vara del varón que yo escoja" (Nm. 17:5a). La prueba de que Aarón era el escogido por Dios fue que su vara, un palo muerto como todos los demás, floreció. Por lo tanto, la autoridad no está en la vara, sino en que florezca con la vida de resurrección.

Todo aquel que está en una posición de autoridad debe tener esto presente y no debe equivocarse jamás al respecto. No debe haber ningún malentendido acerca de la autoridad, pues ésta procede de Dios y no de nosotros; somos solamente guardianes de ella. Sólo quienes han visto esto, son aptos para recibir la autoridad delegada. Hermanos y hermanas, cuando nos preparamos para la obra, no debemos ser necios pensando que tenemos alguna autoridad innata. Tan pronto como violemos el principio de la resurrección, perdemos la autoridad; y cuando tratemos de exhibir la autoridad, la perderemos. Una vara seca sólo puede exhibir muerte; pero cuando uno está en resurrección, tiene autoridad, ya que ésta descansa en la resurrección y no en la vida natural. Todo lo nuestro es natural. Por lo tanto, la autoridad no reposa sobre nosotros, sino sobre el Señor. (La autoridad y la sumisión, pág. 150)

La relación que hay entre la vida y la autoridad aún estará vigente en la Nueva Jerusalén.

Apocalipsis 20:4 revela que la vida vencedora de resurrección introduce a los creyentes en el reino con Cristo durante el milenio. La vida de resurrección nos introduce en el reinado con Cristo porque procede del trono de Dios. El trono de Dios representa la autoridad. Vemos un cuadro de eso en Apocalipsis 22:1, donde el agua de vida sale del trono de Dios. Por tanto, la autoridad y la vida están relacionadas. El río de vida está relacionado con el trono de Dios. Si tenemos este trono como nuestra fuente, estaremos en el agua de vida. Si estamos en el agua de vida, ésta nos llevará al trono de Dios, dándonos la autoridad que procede de Su trono. La vida trae autoridad. Todos debemos ver que se requiere la vida de Dios para representarlo a Él. (Estudio-vida de Génesis, pág. 127)

La base de la autoridad: la revelación

En tanto que la vida de resurrección es la fuente de la autoridad, la base de la autoridad es la revelación.

Ro. 16:25 - Al que puede confirmaros según mi evangelio, es decir, la proclamación de Jesucristo, según la revelación del misterio, mantenido en silencio desde tiempos eternos.

Ef. 3:3 - que por revelación me fue dado a conocer el misterio, como antes lo he escrito brevemente.

...[E]l valor del hombre delante de Dios no se basa en la evaluación que otros tengan de él ni en su propia evaluación. El valor de un hombre delante del Señor se basa en la revelación. La revelación es la medida de la evaluación de Dios. Él establece una autoridad basado en la revelación que la persona tiene de Él y la evalúa según esa revelación.... (La autoridad y la sumisión, pág. 128)

...La revelación es la base de la autoridad; por lo cual debemos aprender a no defendernos ni vindicarnos. No debemos ser como Aarón ni como María, que reclamaban autoridad, pues esto pondrá en evidencia el hecho de que uno está en la carne y en tinieblas. Además mostrará que uno no vio nada en el monte. (La autoridad y la sumisión, pág. 129)

La autoridad del Señor mismo se comprobó en Su enseñanza (Mr. 1:22). La revelación que los apóstoles recibieron de la economía de Dios fue la fuente de su autoridad (Ro. 16:25; Ef. 3:3). Los obreros en el Nuevo Testamento tienen autoridad sólo en la medida que han recibido revelación de la economía neotestamentaria de Dios conforme a la enseñanza de los apóstoles.

La evidencia de que hay autoridad: entra la luz

La evidencia que muestra que hemos tocado autoridad en una persona es que somos traídos a la luz. Esto se debe a que cuando tocamos a una persona que está bajo la autoridad de Dios, tocamos a una persona que vive en la presencia de Dios y Dios mismo es luz (1 Jn. 1:5).

1 Jn. 1:5 - Y éste es el mensaje que hemos oído de Él, y os anunciamos: Dios es luz, y en Él no hay ningunas tinieblas.

En cualquier lugar donde Dios está en autoridad, también hay luz. Por un lado, donde hay confusión, hay tinieblas. Cuando se ejerce la autoridad de Dios en una iglesia local, esa iglesia estará llena de luz divina. Si Dios no está en el trono, si no está en autoridad, Él no puede brillar y no habrá luz. Si todos le damos lugar a Dios en Cristo de manera que Él pueda ejercer Su autoridad, si todos estamos dispuestos a someternos a Él, todo en medio nuestro estará lleno de luz. (The Vision of God's Building [La visión del edificio de Dios], pág. 196)

El apóstol Pablo fue tal persona. Fue comisionado por el Señor para convertir a las personas de las tinieblas a la luz y de la autoridad de Satanás a Dios (Hch. 26:18).

Hch. 26:18 - Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados por la fe que es en Mí.

Los apóstoles se condujeron de tal manera que de ellos irradiaba el evangelio mediante la manifestación de la verdad en su vivir (2 Co. 4:2). Debido a que ellos mismos estaban en la luz, podían traer a otros a la comunión con Dios (1 Jn. 1:3, 5; 2 Co. 4:6) y traer la economía del misterio a la luz (Ef. 3:9).

2 Co. 4:2 - Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.

2 Co. 4:6 - Porque el mismo Dios que dijo: De las tinieblas resplandecerá la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para la iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

1 Jn. 1:3 - Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos también a vosotros, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con Su Hijo Jesucristo.

1 Jn. 1:5 - Y éste es el mensaje que hemos oído de Él, y os lo anunciamos: Dios es luz, y en Él no hay ningunas tinieblas.

Ef. 3:9 - Y de alumbrar a todos para que vean cuál es la economía del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas.

La autoridad en el Antiguo Testamento no es un asunto de gobernar sobre otros, sino de irradiar a Dios en forma de luz. Aun en la Nueva Jerusalén, Dios reina al brillar como luz.

Ap. 21:23-24 - [23] La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lámpara. [24] Y las naciones andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria a ella.

Ap. 22:1 - Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle.

Ap. 22:5 - No habrá más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

Dios en Cristo es el centro de la Nueva Jerusalén como el vaso divino. También podemos decir que Cristo como la expresión de Dios es el centro de este vaso corporativo divino. En el cuadro de la Nueva Jerusalén, el Dios invisible se asemeja a la luz que brilla con gloria (21:11, 23; 22:5). Cuando la luz brilla, hace una labor. La luz es un poder que rige; rige cuando brilla. (The Central Thought of God [El pensamiento central de Dios], pág. 115)

Este cuadro es muy significativo. Dios como luz está en Cristo como el Redentor, y el trono de Dios en Cristo es el ejercicio de Su autoridad. De estas tres—luz, redención y autoridad—proceden todas las cosas. Si tenemos a Dios como luz en el Cristo redentor para que ejerza Su autoridad hoy entre nosotros en la iglesia, entonces lo tenemos todo. Tenemos el árbol de vida, tenemos el río fluyendo con el agua viva, tenemos la calle de vida y tenemos la ciudad de oro, las perlas como las puertas y las piedras preciosas como el fundamento. Lo tenemos todo. Todos los aspectos de la iglesia y todas las riquezas de la iglesia proceden de Dios siendo luz en el Cristo redentor que ejerce Su autoridad. (The Central Thought of God [El pensamiento central de Dios], págs. 117-118)

La autoridad espiritual genuina nos introduce dentro de la luz de la presencia de Dios. Una persona que tiene autoridad espiritual no regula directamente a las personas al decirles qué hacer. La autoridad gobernante procede del resplandor interno del Dios mismo en presencia de quien hemos sido llevados.

El resultado de la autoridad: gozo y florecimiento

La autoridad genuina produce una clase de fruto en particular: gozo y florecimiento. En 2 Corintios 1:24 Pablo dice que la autoridad que los apóstoles tenían sobre la iglesia no era asunto de enseñorearse de la fe de ellos, sino de ser colaboradores con ellos para su gozo. Esto muestra que el resultado apropiado del ejercicio de la autoridad no es control, sino el gozo de los creyentes en su fe.

2 Co. 1:24 - No que nos enseñoreemos de vuestra fe, sino que colaboramos con vosotros para vuestro gozo; porque por la fe estáis firmes.

Además, el relato de la vara de Aarón muestra que la expresión de su autoridad estaba en que su vara muerta reverdeció, floreció y produjo almendras.

Nm. 17:8 - Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras.

El liderato entre el pueblo de Dios es diferente de aquél que se encuentra entre los gentiles. Todos los reyes gentiles usan sus varas para gobernar. Ninguna vara de entre los líderes gentiles es útil para alimentar, porque ninguna de sus varas está viva. Toda vara es sólo un pedazo de madera muerta. Solamente en el liderato correcto entre el pueblo de Dios, hay una vara brotando con la vida de resurrección y produciendo fruto para nutrir a otros.

El almendro es el primer árbol en florecer en el año, floreciendo en enero o en febrero. El primer fruto que sale de un árbol es la almendra. Esto significa resurrección. Por esto, la vara brotando, floreciendo y produciendo fruto, significa la vida de resurrección de Cristo. El liderato entre los hijos de Dios debe ser Cristo mismo como la vida de resurrección que brota, florece y produce almendras para alimentar al pueblo de Dios. (Estudio-vida de Hebreos, págs. 721-722)

Tener autoridad no es un asunto de qué podemos hacer; es un asunto de cuánto brotamos. Tú puedes hacer mucho, pero no hay florecimiento. En vez de brotar, mueres; en vez de florecer, matas a otros; y en vez de producir fruto, amorteces a cada uno que te contacta. Esto prueba que no tienes la autoridad. Sin embargo, si tienes la vara brotando y un muerto te contacta, él será revivido y llegará a estar vivo. Esto prueba que tienes la autoridad. La autoridad no está en nuestra capacidad ni habilidad. La vindicación real está en nuestra brotadura, no en nuestra acción. La acción nada significa, pero la brotadura significa todo. En nuestra vida de la iglesia y en el servicio de la iglesia todos debemos brotar, florecer y producir almendras. Hoy día ésta es nuestra necesidad. (Estudio-vida de Hebreos, pág. 738)

En el mundo, la autoridad hace demandas. Coloca cargas y obligaciones pesadas sobre las personas. La autoridad espiritual nos pone en contacto con Dios quien es vida y luz. Este contacto produce el fruto de gozo y florecimiento.

Señales de autoridad espiritual

No debemos suponer que quienes están en una posición de autoridad en las iglesias son aquellos que tienen autoridad espiritual, aunque esto sería lo normal y de seguro es nuestra esperanza y deseo que así fuera. Si hemos de seguir al Señor, es importante saber cómo discernir apropiadamente la autoridad espiritual. Debido a esto debemos considerar algunos puntos que indican si una persona tiene autoridad espiritual o no. Estas señales son:

La obediencia es un prerrequisito para tener autoridad

Un requisito básico para ser una autoridad delegada es la obediencia a la autoridad.

Todo lo relacionado a la autoridad delegada gira alrededor de la clase de obediencia que la persona le rinde a otros que están en autoridad por encima de él. No debemos ansiar ser una persona con autoridad delegada y esperar que otros nos obedezcan. Sólo debemos esperar que obedezcamos a otros; la obediencia debe ser nuestra naturaleza misma. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 59, pág. 205)

Si hoy alguien dijera que no tiene que responder a nadie, sino sólo a Dios directamente, tal persona no está bajo autoridad. En la era del Nuevo Testamento, la autoridad es un asunto del Cuerpo.

Ningún hijo de Dios debe violar la ley del Cuerpo de Cristo y actuar de manera individual. Todos los actos independientes son expresiones de rebeldía. Un sinónimo de rebeldía es la acción independiente. Actuar de manera individualista equivale a actuar en contra de la autoridad. Eso significa no someterse a la autoridad de la Cabeza, no sujetarse al principio de unidad que Dios estableció para el Cuerpo, así como no sujetarse a la ley de unidad que Dios estableció en la Biblia. El individualismo es rebeldía, no solamente contra el Cuerpo, sino también contra el Señor. (Mensajes para edificar a los creyentes nuevos, tomo tres, pág. 994)

No confiamos en aquellos que actúan de manera individualista, los que no están restringidos por el Cuerpo, que actúan según su propia voluntad y que nunca han aprendido a sujetarse a la autoridad de la Cabeza. Después de que hemos creído en el Señor, el primer principio espiritual que debemos tomar en cuenta es que el Cuerpo es la autoridad establecida por Dios aquí en la tierra. El Cuerpo es la autoridad. (Mensajes para edificar a los creyentes nuevos, tomo tres, pág. 997)

Si un hermano rechaza toda comunión de parte de otros y se establece como "la autoridad", ya sea en una iglesia local o en una "región de la obra" o en la iglesia universal, tal hermano no está bajo la autoridad de Cristo como la Cabeza en Su Cuerpo. Si se exalta a un hermano como "el apóstol" de tal manera que tenga libertad para llevar a cabo una obra independiente fuera de la comunión junto con los colaboradores, su obra en realidad está en rebelión contra la autoridad de Cristo como Cabeza.

Menciono esto ahora porque hace unos pocos años alguien se atribuyó la posición de líder del recobro del Señor no sólo en este país, sino en toda la tierra. Si los santos hubiesen entendido claramente el asunto del liderazgo y hubiesen practicado la verdad, nadie hubiese aceptado tal reclamo. Si vemos claramente la verdad y practicamos la verdad, de ahora en adelante nadie se atreverá decir que él es el líder. (Truth Messages [Mensajes acerca de la verdad], pág. 31)

Un cielo claro

Una segunda señal de que los que llevan el liderazgo tienen autoridad espiritual es que ellos están bajo un cielo claro. Esto significa que ellos mismos tienen una conciencia pura y libre de ofensa y que están viviendo bajo el gobierno del trono del Señor.

Ez. 1:22 - Y sobre las cabezas de los seres vivientes aparecía una expansión a manera de cristal maravilloso, extendido encima sobre sus cabezas.

Ez. 1:26 - Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él.

No debemos hablar de la autoridad de una manera humana y natural. En la iglesia no hay autoridad humana. La autoridad en la iglesia es el trono sobre el cielo claro.

Supongamos que los hermanos responsables o los ancianos en una iglesia local no se encuentren bajo un cielo claro, y que ejerzan una autoridad basada en su posición. Esta clase de ejercicio de autoridad no funciona porque no tiene ningún peso ni autoridad; no poseen ningún trono en un cielo claro. Supongamos por otra parte que los responsables y los ancianos estén continuamente bajo un cielo claro, con una conciencia pura y libre de ofensas. En esta situación, estarán bajo el trono celestial, y con ellos habrá algo serio y algo de autoridad. Por tanto, no reclamarán autoridad sobre los santos.

El que reclama autoridad sobre los santos demuestra que carece totalmente de autoridad. Mientras estamos bajo un cielo claro con un trono sobre él, no necesitamos reclamar autoridad: la autoridad está allí simplemente. Jamás deberíamos traer a otros bajo nuestra autoridad. Eso se llama jerarquía; es algo de organización. No intentemos gobernar a los santos. Por el contrario, debemos humillarnos y permanecer bajo el trono en el cielo claro.

Es vergonzoso que alguien reclame autoridad en una iglesia local. ¡No existe tal cosa! En la iglesia, no hay autoridad humana. El Señor Jesús declaró: "Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro esclavo" (Mt. 20:25-27). En Mateo 23:11, Él declara: "El más grande de vosotros, será vuestro servidor". Ésta es la manera de tener autoridad. La autoridad no es mía ni de usted ni de los demás. La única autoridad es el trono sobre un cielo claro. (Life-study of Ezekiel [Estudio-vida de Ezequiel], págs. 116-117)

La presencia y testimonio del Espíritu

En el Cuerpo de Cristo, sólo el Señor como la Cabeza es la autoridad. La autoridad de Cristo como Cabeza se transmite a y por el Cuerpo mediante el Espíritu. Solamente una persona que es uno con el Señor en el espíritu mezclado tiene autoridad porque sólo tal persona puede transmitir la presencia del Espíritu, y el Espíritu dará testimonio de tal persona.

Mt. 12:28 - Pero si Yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, entonces ha llegado a vosotros el reino de Dios.

No existe autoridad humana en la iglesia; sólo está la autoridad del Espíritu Santo. La iglesia ha estado aquí en la tierra por mucho tiempo, pero Dios nunca le ha confiado su servicio a ningún individuo humano. Ni siquiera los ancianos son la autoridad en la iglesia. Usted no es la autoridad. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 62, pág. 285)

Sin embargo, la Cabeza gobierna al Cuerpo a través del Espíritu Santo. El ejercicio práctico de la autoridad hoy descansa sobre el Espíritu Santo. El Señor está dirigiendo Su Cuerpo por medio del Espíritu Santo. La autoridad no es una cosa; el Señor no le dio un bulto de autoridad a Pedro ni le dijo que regresara por más cuando ese se le acabara. La autoridad es el Señor mismo. La autoridad que se manifestó en Pablo, Juan y Pedro fue algo dado por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo coordinó a estos hombres, juntos en diferentes lugares. La autoridad es un asunto de ser uno con el Señor. El principio subyacente en la autoridad es la unidad con el Señor. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 57, pág. 126)

...En otras palabras, la única autoridad en la iglesia es la del Espíritu Santo. No hay autoridad que provenga de ciertos individuos. Los ancianos no tienen autoridad, los hermanos mayores no tienen autoridad y los hermanos espirituales tampoco tienen autoridad. Solamente el Espíritu Santo tiene autoridad. Esto se llama el Cuerpo de Cristo. (Pláticas adicionales sobre la vida de la iglesia, pág. 13)

Quisiera decirles unas palabras a los ancianos en cuanto a su autoridad: Tenemos el entendimiento básico de que no existe autoridad en nosotros mismos. La autoridad en el Cuerpo de Cristo está en Cristo quien es la Cabeza. El Espíritu Santo es quien está operando en el Cuerpo. Por lo tanto, sólo el Espíritu Santo es la autoridad. El Espíritu Santo es la autoridad de Cristo en Su Cuerpo. ¿De dónde reciben su autoridad los hermanos responsables? No piense que siempre que una persona sea un anciano tiene autoridad. Debemos conocer y entender la autoridad. Sólo quienes entienden la autoridad tienen autoridad. Si los ancianos no entienden la autoridad, no están calificados para ser ancianos, y no son adecuados para ser una persona en autoridad. No tenemos autoridad alguna en nosotros mismos. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 61, pág. 215)

Estar en espíritu es estar en la presencia de Dios. Es permitirle a Dios que rija dentro de nosotros. Ya que estamos en espíritu, no hay más necesidad de ser autoridad, llegamos a ser autoridad automáticamente. Donde está la presencia de Dios, allí está la autoridad. No olviden nunca que la autoridad es simplemente Dios mismo. Sin la presencia de Dios, perderemos esta autoridad. Por consiguiente tenemos que aprender a vivir en el espíritu, tocar el sentir del espíritu, actuar en el espíritu y hablar en el espíritu. (The Elders' Management of the Church [La administración de la iglesia efectuada por los ancianos], pág. 93)

Cuando una persona nos toca, no deben tocar la autoridad como si tocaran una cosa. Más bien, debe estar la presencia del Señor testificando que somos uno con Él. Cualquier declaración de tener autoridad separada de la unidad con el Señor como el Espíritu es falsa y se debe rechazar.

La manera apropiada de ser una persona que está en autoridad

De la misma manera que la naturaleza de la autoridad espiritual y las señales de la autoridad no son de acuerdo al concepto natural del hombre, la manera de ser una persona que está en autoridad es totalmente diferente a cómo se ejerce la autoridad en la sociedad humana. La manera de ser una persona en autoridad en el Cuerpo de Cristo y en su expresión práctica como las iglesias locales es no ejercer autoridad, sino servir a los santos como un esclavo en amor en el fluir de vida al pastorear, alimentar y proteger al rebaño.

No ejercer autoridad

En una porción excepcional de The Elders' Management of the Church [La administración de la iglesia efectuada por los ancianos], el hermano Lee explica que la manera apropiada de ser una persona que está en autoridad es no ejercer autoridad:

Es igualmente lamentable y vergonzoso que en algunas iglesias locales haya ancianos que aparentemente no son la autoridad. Pero en realidad ejercen muchísimo la autoridad. Externamente actúan muy democráticamente, pero de hecho sostienen la autoridad en sus propias manos. Esto es algo muy vergonzoso. Si ustedes y yo vamos a ser los ancianos y estamos para supervisar la iglesia, tenemos que aprender, por un lado, a someternos a la autoridad, y por el otro, a ser la autoridad delegada de Dios. Al mismo tiempo, no debemos ejercer la autoridad. Uno no debe decir que como es un anciano, lo que dice es lo que cuenta y lo que decide debe hacerse. Si uno no ejerce su autoridad, uno es en realidad la autoridad allí. Esto parece ser una palabra contradictoria. ¿Cómo puede una persona no ejercer su autoridad mientras que al mismo tiempo es la autoridad? No obstante, creo que los hermanos y hermanas saben lo que esto quiere decir en su experiencia práctica. No hay nada contradictorio acerca de esto. Si usted no está claro acerca de esto lea la historia de Moisés otra vez. Él era una autoridad delegada. Él se sometió a la autoridad y estaba actuando también como la autoridad. Sin embargo, muchas veces cuando llegaba la dificultad, él se sometía a Dios y no ejercía su autoridad. El que no ejerciera la autoridad era su manera más dignificada de ejercer la autoridad. Solamente cuando uno se somete a la autoridad de la iglesia, e igualmente cuando está siendo una autoridad, es que puede aplicar su autoridad al refrenarse de ejercer la autoridad. Creo que los hermanos y hermanas entienden lo que quiero decir. Esta es la condición apropiada de un anciano. (The Elders' Management of the Church [La administración de la iglesia efectuada por los ancianos], págs. 84-85)

El hermano Lee repitió esto enfáticamente en sus mensajes acerca de Ezequiel:

Quisiera recordar a todos los santos queridos que llevan responsabilidades en las iglesias locales a que no ejerzan jamás su autoridad. Debemos darnos cuenta de que ninguno de nosotros tiene autoridad. (Life-study of Ezekiel [Estudio-vida de Ezequiel], pág. 118)

Ejercer autoridad sobre los demás en la iglesia constituye un grave error. No hay nada más vergonzoso. Ejercer autoridad sobre los santos no es algo glorioso, sino vergonzoso. (Life-study of Ezekiel [Estudio-vida de Ezequiel], pág. 119)

La obediencia de nuestra parte es lo que le da al Señor el terreno para establecer Su autoridad (2 Co. 10:6).

Como un esclavo

La posición de una persona que está en autoridad en el Cuerpo de Cristo no es una elevada, sino la de ser un esclavo.

Mt. 20:25-27 - [25] Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad. [26] Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, [27] y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro esclavo.

Ro. 1:1 - Pablo esclavo de Cristo Jesús, apóstol llamado, apartado para el evangelio de Dios.

Algunos ancianos se sienten orgullosos de su posición y esperan ser honrados por los santos. Otros hermanos ambicionan ser ancianos. Pero en la vida de iglesia no hay lugar para la ambición. Si conocemos la Biblia, comprenderemos que un anciano es un esclavo. El concepto de rangos debe ser arrancado de nosotros. Los apóstoles y los ancianos no son altos funcionarios; por el contrario, son personas que sirven a Cristo a las iglesias y a los santos. (Estudio-vida de Efesios, pág. 366)

Ejercer control, reprender, condenar y criticar son actividades propias de una organización. Todavía recuerdo lo que compartí en 1976 cuando di los mensajes que corresponden al Estudio-vida de Mateo. Al hablar sobre Mateo 20 al 23, exhorté a los ancianos a no ejercer control sobre las iglesias. El Señor Jesús nos dijo que todos nosotros somos hermanos que están en un mismo nivel (23:8). Él es el único Señor y Maestro entre nosotros (v. 10). Una vez que un hermano llega a ser un anciano, se convierte en esclavo de los santos en la iglesia, y su esposa se convierte en la esposa de un esclavo. El cargo de anciano no es una posición en el sentido jerárquico de la palabra; ello correspondería completamente al ámbito propio de una organización. (Entrenamiento para ancianos, libro 9: El ancianato y la manera ordenada por Dios (1), pág. 85)

Los ancianos en las iglesias deben estar conscientes de que si no están dispuestos a ser esclavos, no pueden ser ancianos apropiados. Cada anciano debe ser un esclavo. Esta fue la razón por la cual el Señor Jesús le enseñó a Sus discípulos que no procuraran ser superiores a los demás, sino más bien colocarse a sí mismos por debajo de los demás y ser sus esclavos. En la vida de iglesia no existen rangos. Todos somos hermanos, y todos debemos servir como esclavos. (Estudio-vida de Éxodo, págs. 794-795)

En amor

Ef. 5:25 - Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a Sí mismo por ella.

Col. 1:24 - Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y de mi parte completo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por Su Cuerpo, que es la iglesia.

En Efesios 5, Pablo le dice a las esposas que se sometan a sus maridos y a los maridos que amen a sus esposas. En ningún lugar les dice Pablo a los maridos que ejerzan autoridad sobre sus esposas. Más bien, al decirle a los maridos que amen a sus esposas, Pablo alude al ejemplo de Cristo que ama a la iglesia y se da a Sí mismo por ella. Cristo no llegó a ser la Cabeza de la iglesia por ejercer Su autoridad sobre ella, sino por amar a la iglesia y por darse a Sí mismo por ella. Asimismo, la autoridad espiritual genuina le pertenece a aquellos que siguen a Cristo al participar en las aflicciones de Cristo al amar a la iglesia y darse a sí mismos por los santos (Col. 1:24).

En Efesios 5 se le dice a la esposa que se someta a su esposo, pero, además, se le dice al esposo que ame a su esposa y no que gobierne sobre ella. Los ancianos deben cuidar de los santos según este mismo principio. En 1934 yo era muy joven, pero debido a que el hermano Watchman Nee estuvo ausente durante mucho tiempo, el Señor puso en mis manos la responsabilidad de la iglesia y de la obra en Shanghái. Un día, los ancianos vinieron a mí y me contaron algunos problemas relacionados con los hermanos y las hermanas. Comprendí que estos ancianos estaban intentando ejercer su autoridad como ancianos y estaban pasando por alto demostrar su amor a los santos. Llevé este asunto al Señor. Mientras estaba delante del Señor un día, Él me reveló en Su Palabra que el marido es la cabeza, pero la Palabra no le dice al marido que gobierne o rija sobre su esposa, sino que la ame. Los ancianos tienen autoridad, pero no deben imponerla; más bien, deben expresar su amor hacia todos y extender su amor a todos. Esto es simplemente someterse a la autoridad del Señor como Cabeza. (Principios básicos para poner en práctica la vida de iglesia, pág. 38)

Nunca funciona que un anciano trate de asumir la autoridad en la iglesia por la fuerza. Esto no solamente no será agradable a los ojos de los hombres, sino que no tendrá confirmación del Espíritu Santo. Puede asumir su autoridad, pero el Espíritu Santo no estará allí. Sólo puede ser una autoridad sobre una base, y esta es en amor. Si uno ama genuinamente a los hermanos y hermanas, el amor mismo se volverá el control, y llegará a ser la autoridad sobre los demás. (The Elders' Management of the Church [La administración de la iglesia efectuada por los ancianos], pág. 89)

Por lo mismo, los ancianos deben darse cuenta que, aunque existe la necesidad de la autoridad apropiada en el manejo de la iglesia, y que sin ella no puede haber un manejo apropiado de la iglesia, pero al ser la autoridad, los ancianos deben tornar su autoridad en amor. Debe parecer a otros que la autoridad se fue completamente y que todo es amor. El amor es la autoridad transformada, así como, de la misma manera el cuerpo del Señor Jesús fue Dios transformado. Él nunca obligó a otros a que sintieran que Él era Dios. Por el contrario, Él hizo que otros sintieran que Él era plenamente hombre. En el mismo principio, aquellos que son la autoridad no deben obligar a otros a sentir que ellos son la autoridad. Por el contrario, deben hacer sentir a otros que todo es absolutamente un asunto de amor. Si los hermanos y hermanas no pueden sentir el amor en uno, no puede tener ni la posición, ni la base, ni la manera para ser una autoridad. Para ser una autoridad uno necesita tener amor. (The Elders' Management of the Church La administración de la iglesia efectuada por los ancianos], pág. 91)

En el fluir de vida

La autoridad en la iglesia no se lleva a cabo principalmente en la administración, sino en el fluir de vida.

Ap. 22:1 - Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle.

El trono de Dios y del Cordero, que se halla en el centro de la Nueva Jerusalén, simboliza la autoridad de Dios, quien es la Cabeza en Cristo. El suministro de vida brota de dicha autoridad, y cuando lo disfrutamos, somos conducidos a someternos a ella. La corriente del agua de vida no solamente nos suministra la vida, sino que también nos trae la autoridad divina. En el fluir del agua de vida están el suministro de vida y la autoridad divina con la comunión en vida. Cuando participamos del suministro de vida, somos sometidos a la autoridad de Dios en la comunión de la vida. (Estudio-vida de Apocalipsis, págs. 723-724)

Nunca debemos separar la autoridad de la gracia ni la gracia de la autoridad. La gracia y la autoridad van unidas. Si tenemos la gracia, estamos bajo la autoridad, y si estamos bajo autoridad, sin duda, participamos de la gracia. Si bien es cierto que como cristianos debemos reinar, no debemos hacerlo con autoridad, sino por medio del fluir de la vida. Los ancianos no deben ejercer su función valiéndose de la autoridad. El oficio de anciano, es decir, la representación de la autoridad, debe ejercerse mediante el fluir de la vida. Aunque el trono consta de autoridad, de él brota el río de agua de vida. Cuando usted mira el trono, ve autoridad, pero cuando mira el río, ve el agua de vida y el árbol de vida. Esto significa que la función apropiada del anciano no consiste en ejercer autoridad sobre los demás, sino en infundirles vida. Reinamos, mas no con autoridad, sino por el fluir de la vida interior. (Estudio-vida de Apocalipsis, págs. 740-741)

Al pastorear

En la iglesia, la autoridad no se ejerce gobernando sobre otros, sino al pastorear el rebaño.

1 P. 5:2a - Pastoread el rebaño de Dios que está entre vosotros, velando sobre él, no por fuerza, sino voluntariamente.

Hch. 20:28 - Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño, en medio del cual el Espíritu Santo os ha puesto como los que vigilan, para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él ganó por Su propia sangre.

En Hechos 20:28, Pablo les encarga a los ancianos de la iglesia en Éfeso que pastoreen la iglesia de Dios. La responsabilidad principal de los ancianos como quienes vigilan no es gobernar, sino pastorear, cuidar de manera tierna y todo-inclusiva al rebaño, la iglesia de Dios...

Conforme a 1 Pedro 5:2, los ancianos no son gobernantes, sino pastores. El pastoreo es el cuidado apropiado que se ejerce sobre el rebaño. El rebaño necesita ser cuidado, protegido, guiado en la dirección correcta y llevado a un lugar donde pueda comer y beber. Esto es pastoreo.

En el [versículo] 5:2 Pedro no les dice a los ancianos que pastoreen su propio rebaño; él les encarga que pastoreen el rebaño de Dios. El rebaño no le pertenece a los ancianos, sino que es posesión de Dios. Por lo tanto, los ancianos no deben considerar que la iglesia en la cual llevan la delantera les pertenece a ellos. En el Nuevo Testamento se nos dice que la iglesia es de Cristo, de Dios y de los santos. A la iglesia se le llama la iglesia de Cristo, la iglesia de Dios y la iglesia de los santos (Ro. 16:16; 1 Co. 1:2; 14:33). Pero la iglesia no es la iglesia de los apóstoles ni la iglesia de los ancianos. Debido a que la iglesia está compuesta por los santos, es la iglesia de los santos. Debido a que la iglesia ha sido redimida por Cristo, es la iglesia de Cristo. Debido a que la iglesia ha sido regenerada por Dios, es la iglesia de Dios. Sin embargo, Pedro hace claro que los ancianos no deben creer que porque ellos están tomando la delantera en la iglesia, la iglesia es de ellos. Los ancianos pastorean el rebaño de Dios, no su propio rebaño. (The Conclusion of the New Testament, Messages 189-204 [La conclusión del Nuevo Testamento, mensajes 189-204], págs. 2163-2164)

El pastoreo que aplican los ancianos a la iglesia, la grey de Dios, es la mejor manera de confrontar a "los lobos rapaces" y a los que hablan perversidades en medio de las iglesias (Hch. 20:28-30). Muchas veces los ancianos me han preguntado qué deben hacer con los que hablan perversidades en la iglesia. La manera en la cual los ancianos pueden confrontar esta situación es pastorear la iglesia. Muchos años de historia comprueban que el pastoreo de los ancianos protegerá a los santos de "los lobos rapaces" y de los que hablan perversidades. (El secreto de la salvación orgánica que Dios efectúa: "El Espíritu mismo con nuestro espíritu", pág. 29)

Al alimentar

El concepto de reinar que se encuentra en la Biblia es contrario a nuestro concepto natural, humano. Una persona que está reinando en vida no gobierna sobre otros, sino que suministra las inescrutables riquezas de Cristo como alimento.

Ef. 3:8 - A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar a los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo.

Gn. 41:56-57 - [56] Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero donde había, y vendía a los egipcios; porque había crecido el hambre en la tierra de Egipto. [57] Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José, porque por toda la tierra había crecido el hambre.

Mt. 24:45-46 - [45] ¿Quién es, pues, el esclavo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a su debido tiempo? [46] Bienaventurado aquel esclavo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.

El aspecto reinante es primeramente el aspecto que pastorea. Si usted no siente la carga de pastorear a los demás ni de alimentarlos, nunca podrá reinar. La autoridad reinante proviene de la vida que pastorea. Con el tiempo, José reinó sobre sus hermanos. Nótese que él no reinó sobre ellos antes de pastorearlos. Él fue enviado por su padre para pastorear a sus hermanos y alimentarlos. Del mismo modo, Jesús no vino como rey para gobernar a los demás, sino como pastor. (Estudio-vida de Génesis, pág. 1453)

José reinó en la madurez en vida por la sabiduría y autoridad que le fue dada por Dios. Él no sólo reinó sobre la tierra de Egipto, sino que también bendijo a toda la tierra al ministrarles comida a la gente para su existencia. Génesis 41:56-57 dice: "Y el hambre estaba por toda la extensión del país. Entonces abrió José todo granero [...] Y de toda la tierra venían a Egipto para comprar de José". Esto significa que todos los que han sido escogidos, llamados, redimidos y transformados por el Dios Triuno y, por lo tanto, han madurado, reinarán para Dios con el rico suministro de vida de Cristo para satisfacer las necesidades de las personas. (Truth Lessons, Level 3, Vol. 1 [Lecciones de la Verdad] , Nivel 3, Tomo 1, págs. 111-112)

José gobernó la tierra al ser la fuente de alimento en medio del hambre. Él distribuyó las riquezas del alimento que estaban en los graneros de Egipto para satisfacer el hambre de la gente.

Al proteger el rebaño

Los ancianos también tienen la responsabilidad de proteger al rebaño de los lobos rapaces que entran en medio del rebaño desde afuera y de aquellos que se levantan desde dentro de la iglesia hablando cosas perversas.

Hch. 20:28-31a - [28] Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño, en medio del cual el Espíritu Santo os ha puesto como los que vigilan, para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él ganó por Su propia sangre. [29] Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. [30] Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. [31] Por tanto, velad...

El pastoreo que aplican los ancianos a la iglesia, la grey de Dios, es la mejor manera de confrontar a "los lobos rapaces" y a los que hablan perversidades en medio de las iglesias (Hch. 20:28-30). Muchas veces los ancianos me han preguntado qué deben hacer con los que hablan perversidades en la iglesia. La manera en la cual los ancianos pueden confrontar esta situación es pastorear la iglesia. Muchos años de historia comprueban que el pastoreo de los ancianos protegerá a los santos de "los lobos rapaces" y de los que hablan perversidades. (El secreto de la salvación orgánica que Dios efectúa: "El Espíritu mismo con nuestro espíritu", pág. 29)

Sin embargo, al ejercer esta responsabilidad, los ancianos deben cuidar de permanecer bajo la autoridad de Cristo, la Cabeza, y de no desviarse de la enseñanza de los apóstoles. No deben comprometer la posición de la iglesia en su localidad como el testimonio del Cuerpo de Cristo sobre el terreno de la unidad, sino que tienen que cuidar de preservar la unidad genuina tanto localmente como con todas las iglesias en el Cuerpo de Cristo.

Señales de que una persona no tiene autoridad espiritual

De la misma manera en que existen señales que una persona está en autoridad, existen señales que indican que una persona no está en autoridad. Entre estas están:

Afirmar su propia autoridad

Siempre que alguien afirma su propia autoridad, eso es señal de la falta de autoridad genuina.

3 Jn. 9 - Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, el cual quiere ser el primero entre ellos, no nos recibe.

Una autoridad delegada no debe tratar de confirmar su propia autoridad. Si usted cree que puede exigir obediencia, que su posición, don o poder justifica tal exigencia, no está calificado para ser una persona en autoridad. Si su manera de ser es una que quiere que otros le obedezcan, no está calificado para ser una persona en autoridad; no es la clase de persona que pueda recibir la sumisión de parte de otros. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 59, pág. 203)

El hermano Nee fue muy firme en cuanto a que nadie debe afirmar su propia autoridad.

...No hay nada más desagradable que ver a alguien tratando de establecer su propia autoridad. (La autoridad y la sumisión, pág. 120)

...Me parece terrible cuando algunos afirman: "Yo soy la autoridad delegada por Dios". (La autoridad y la sumisión, pág. 121)

Espero que nadie se levante para reclamar su autoridad. (La autoridad y la sumisión, pág. 130)

...Nada es tan desagradable como la lucha de una persona por ser la autoridad, ni nada es más horrible que el control que la persona ejerce cuando trata de controlar a otros. La ambición por la autoridad o el deseo de ser una persona grande es algo que pertenece a los paganos. Debemos erradicar este espíritu de la iglesia.... (La autoridad y la sumisión, pág. 183)

El hermano Lee habló lo mismo en cuanto al ejercicio de la autoridad por los ancianos en la iglesia.

Si los ancianos en la iglesia tienen la actitud de que ellos son los ancianos, y que ellos tienen la autoridad y que están allí para ejercer su autoridad, ¡eso sería una de las cosas más feas que existen! (The Elders' Management of the Church [La administración de la iglesia efectuada por los ancianos], pág. 83)

¡Cualquiera que ejerce la autoridad para proclamar que es un anciano, que él tiene la autoridad para tratar con tal y tal asunto, y que él ejercerá esta autoridad, está usando su autoridad en la forma equivocada! (The Elders' Management of the Church [La administración de la iglesia efectuada por los ancianos], pág. 83)

En algunas iglesias locales, he visto a hermanos que actúan como ancianos poniendo una fachada. Dicen: "¡Oh, soy un anciano!" Asumen el porte de un anciano y hablan con el tono de un anciano. Les digo que no hay nada más feo en la iglesia que ver tal cosa. (The Elders' Management of the Church [La administración de la iglesia efectuada por los ancianos], pág. 88)

Nunca funciona que un anciano trate de asumir la autoridad en la iglesia por la fuerza. Esto no solamente no será agradable a los ojos de los hombres, sino que no tendrá confirmación del Espíritu Santo. Puede asumir su autoridad, pero el Espíritu Santo no estará allí. (The Elders' Management of the Church [La administración de la iglesia efectuada por los ancianos], pág. 89)

Practicar el justificarse a sí mismo

Siempre que una persona se justifica a sí mismo, tal persona demuestra que él no está en autoridad. 3

...No debemos decir ni una sola palabra para vindicar nuestra autoridad; más bien, debemos dar a otros plena libertad. Permitamos que otros vengan a nosotros de la manera más espontánea posible. Si ellos no quieren que seamos su autoridad, y si se alejan de nosotros, no debemos forzarlos a aceptarnos. Si hay autoridad en nosotros, todo el que desee seguir al Señor, vendrá gustoso a nosotros. No hay nada más desagradable que ver a alguien tratando de establecer su propia autoridad. Nadie puede hacer tal cosa.... (La autoridad y la sumisión, págs. 119-120)

Moisés no trató de vindicarse cuando murmuraron de él, ya que toda vindicación y toda reacción deben provenir de Dios y no del hombre. Los que procuran vindicarse no conocen a Dios. Ningún hombre que haya vivido sobre la tierra tiene más autoridad que Cristo; pero cuando Él estuvo en la tierra, nunca se vindicó. Él es la única persona que jamás hizo tal cosa. La autoridad y la vindicación son incompatibles.... Quienes se vindican no tienen ninguna autoridad. Cada vez que una persona se trata de vindicar, pierde autoridad. (La autoridad y la sumisión, pág. 125)

Menospreciar la verdad

Si una persona menosprecia la verdad, esa persona no conoce la autoridad y no está en autoridad. Se ha dicho en algunos lugares que la verdad es simplemente conocimiento muerto y que lo único que se necesita es el espíritu y la vida. Esto es buscar el desastre. Algunos han dicho que otros sólo se preocupan por el conocimiento muerto, pero que ellos se preocupan por el espíritu y la vida. Esta clase de hablar causa que los santos desprecien a otros y es divisivo. Es una gran desviación que sólo puede llevar a la degradación.

De hecho, la verdad es un asunto grande en el Nuevo Testamento. El Señor mismo dijo que las palabras del Padre que Él habló no eran sólo espíritu y vida (Jn. 6:63) sino verdad también (17:17). La verdad es la revelación de la economía neotestamentaria de Dios en la enseñanza de los apóstoles (Hch. 2:42; Tit. 1:9). Las sanas palabras de esta enseñanza son "las de nuestro Señor Jesucristo" (1 Ti. 6:3)—nada menos que las palabras habladas por el Señor mientras estuvo en la tierra. Dios nos suministra espíritu y vida hoy mediante las sanas palabras de la enseñanza de los apóstoles como la verdad única en la era del Nuevo Testamento.

La verdad es fundamental para nuestra experiencia de Cristo en la salvación que Él efectúa. La "palabra de la verdad" es "el evangelio de vuestra salvación" (Ef. 1:13). La salvación completa que Dios efectúa se lleva a cabo por la santificación del Espíritu y en la fe en la verdad (2 Ts. 2:13; cfr. Jn. 17:17). Al asirnos a la verdad en amor podemos crecer en todo en Cristo para que Él pueda edificarnos juntos como Su Cuerpo en el suministro de vida (Ef. 4:15-16).

La necesidad de tener la verdad es un tema específico en Primera y Segunda de Timoteo, epístolas escritas por Pablo para equipar a su joven colaborador Timoteo para enfrentar la desviación de la verdad de algunas de las iglesias. La exhortación que Pablo le hizo a Timoteo de que le encargara a algunos que no enseñasen cosas diferentes a la economía de Dios se fundamenta en la revelación de los apóstoles y el entendimiento de la economía de Dios como la verdad única que se enseña en el ministerio neotestamentario. Pablo escribe que Dios desea que todos los hombres no sólo sean salvos, sino que también lleguen al pleno conocimiento de la verdad (1 Ti. 2:3-4). En 2 Timoteo 2:15 Pablo le encarga a Timoteo: "Procura con diligencia presentarte ante Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad".

Desde el principio del recobro del Señor, se ha hecho un énfasis doble en la verdad y la vida.

...Le damos gracias al Señor porque casi todos los santos del recobro del Señor han sido preservados por la verdad. Desde el comienzo el recobro ha sido edificado sobre la verdad y la vida.... (El ministerio del Nuevo Testamento y la enseñanza y comunión de los apóstoles, pág. 17)

Conocer la verdad es la mayor salvaguarda contra la desviación. Quienes menosprecian la verdad están echando a un lado la autoridad de la Biblia y de la enseñanza y comunión de los apóstoles con el fin de establecer su propia autoridad. Históricamente, quienes han reemplazado la función de Cristo como Cabeza han producido un sistema jerárquico de autoridad.

¡Cuán importante es que todos aprendamos a ir al Señor y recibir las órdenes directamente de Él! Dios le atribuyó la autoridad como Cabeza a Él solamente. La verdad es una garantía en la vida de iglesia. Una vez se estableció una jerarquía en la cristiandad, entraron todo tipo de cosas malignas y diabólicas. Si tomamos a Cristo como el contenido de la iglesia y la unidad genuina como su terreno, y somos prudentes en practicar la verdad, la iglesia será firme y será guardada de maldad. (Life Messages, #1-41 [Mensajes de vida], pág. 148)

Recalcar el "éxito" en vez de la economía de Dios en fe

En algunos lugares se ha reemplazado la enseñanza de la economía de Dios con recalcar el "éxito" en la obra (levantar un gran número de iglesias y añadir grandes números a la iglesia). Tanto el "éxito" en la obra como buscar el "aumento" en la iglesia se pueden convertir en ídolos que reemplazan a Cristo mismo como el único objeto de nuestra búsqueda. Mientras nos regocijamos en el aumento en número de iglesias en toda la tierra y en el número de santos en el recobro del Señor, debemos siempre recordar que lo que edificamos tiene que ser una constitución corporativa de la vida divina (1 Co. 3:12-13). Números solamente, sean éstos de iglesias o de creyentes, no pueden satisfacer el deseo del corazón de Dios. Es más, ir en pos de tales metas puede causar que nos desviemos del camino angosto de la cruz. La manera de servir al Señor a la manera de Su recobro es siendo un espíritu con Él para ministrar Cristo como vida por medio de la cruz para la edificación del Cuerpo de Cristo (2 Co. 4:11-12). El hermano Nee se dio cuenta de que debemos preocuparnos por que la manera en que hagamos la obra sea espiritual y no sólo preocuparnos por el resultado a fin de que Dios apruebe nuestra obra.

La sabiduría del mundo declara que "el fin justifica los medios", pero no es así en la esfera espiritual. Nuestro fin debe ser espiritual, pero también nuestro medio debe ser espiritual. La cruz no es meramente un símbolo; es un hecho y un principio que debe gobernar toda la obra de Dios. (La vida cristiana normal de la iglesia, pág. 193)

También vio en su ministerio temprano que la ambición de tener éxito es una trampa que puede desviar a los obreros de tomar el camino de la cruz.

...No debemos desear éxito ni grandeza; solamente debemos observar si nuestra vieja creación, todo lo que poseemos por nacimiento, ha pasado por la cruz. Si la carne no pasa por la muerte de la cruz, el poder que tenemos no es el poder del Espíritu Santo. Todos los creyentes que tienen visión espiritual y han traspasado el velo, saben que el éxito que se tiene sin pasar por la cruz no tiene valor espiritual. (El hombre espiritual, vol. 2, págs. 252-253)

Por lo tanto, la meta de su obra no era el éxito, sino ser uno con el Señor para tomar Su manera.

Nuestros ojos no se fijan en la puerta abierta, sino en nuestro Líder y el camino que tomamos. Si el éxito se convierte en la medida de nuestro trabajo, entonces seremos engañados. El mayor éxito sólo se podrá determinar en el futuro, no en el presente. La norma es la eternidad, no la era del tiempo. Si los creyentes consideran que el éxito es la norma, puede ser que no puedan escuchar la voz del Señor aquí. La tentación del éxito podría ser la trampa más grande que el enemigo le ha puesto a los siervos de Cristo. Muchas veces el éxito determina la dirección del trabajo de una persona, por encima de la palabra de Dios. Puede ser que esta situación siga hasta que, de hecho, la dirección se torne contraria a la palabra de Dios. Aun el éxito que provenga de una obediencia verdadera puede resultar en jactancia, derrocando así la serenidad espiritual de la persona misma. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 5, pág. 553)

Ir en pos del éxito y el aumento ha llevado a algunos obreros a abandonar el camino angosto de vida y a introducir métodos mundanos como la música rock y obras de drama para atraer a la gente. 4

Otros grupos de cristianos usan métodos mundanos y naturales para atraer a la gente. Siguen el camino de ser sociables, de usar música rock, y de tener coros con túnicas vistosas. Ellos usan estos métodos para ganar gente, pero nosotros no podemos. Cuando las personas son salvas y vienen a nuestras reuniones, oyen la palabra pura de Dios. (The Christian Life [La vida cristiana], pág. 58)

Todos estamos contentos de estar en el recobro del Señor y apreciamos mucho el recobro. Pero le hago a usted esta pregunta: Como una persona que está en recobro del Señor, ¿está usted andando por el camino angosto? Todos debemos decir que no andamos por el camino del cristianismo, sino por el camino de restricción. Estamos limitados en todo aspecto por todos lados. Los que están en el cristianismo usan la música de rock u otros métodos mundanos en sus reuniones, pero nosotros no podemos hacer lo mismo porque nuestro camino es angosto... (Estudio-vida de Mateo, pág. 300)

Al Señor le preocupa la pureza de Su recobro más que las obras prevalecientes, conforme a cómo las mide el hombre. Usar métodos mundanos para ganar el aumento y hacer del éxito en la obra una medida de la autoridad espiritual de uno mismo, son ambas señales de haberse desviado al no ser uno con y estar bajo la autoridad de la Cabeza para tomar la manera estrecha de la vida. Si no tomamos el camino angosto, el Señor declarará que aun las obras que hicimos en Su nombre son realmente obras de iniquidad.

Mt. 7:14 - Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Mt. 7:22-23 - [22] Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu nombre hicimos muchas obras poderosas? [23] Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de Mí, hacedores de iniquidad.

Llevar a cabo la obra en rivalidad

Llevar a cabo la obra en rivalidad con otros es una señal marcada de que alguien se ha salido de estar bajo Cristo como la Cabeza. En el Cuerpo de Cristo no debe haber rivalidad alguna. La rivalidad es una señal de que alguien se rige por su alma y busca lo suyo propio.

Fil. 1:17 - Pero aquellos que anuncian a Cristo por 1ambición egoísta, no con intenciones puras, pensando añadir más aflicción a mis prisiones.

Nota 1:17 1 - Interés personal, rivalidad, sectarismo.

Fil. 2:3 - Nada hagáis por ambición egoísta o por vanagloria; antes bien con una mentalidad humilde, estimando cada uno a los demás como superiores a sí mismo.

Los creyentes que son anímicos son muy ambiciosos y desean siempre sobresalir entre los demás. En la obra del Señor, tienen un notable sentido de vanagloria. Aspiran a ser obreros poderosos, usados en gran manera por el Señor. ¿Cuál es la razón? Quieren ganar una posición para ellos mismos, es decir, buscan la gloria.... (El hombre espiritual, vol. 1, pág. 164)

El servicio del evangelio se debe llevar a cabo en comunión. Estar en rivalidad dentro de la obra del Señor es una señal de que tal persona no está en el Espíritu de Jesús. Estar fuera del Espíritu de Jesús equivale a no estar bajo la autoridad de Cristo; esto incapacita a una persona para tener autoridad en el Cuerpo de Cristo.

Fil. 1:5 - Por vuestra 1comunión en el progreso del evangelio, desde el primer día hasta ahora.

Nota 1:5 1 - ... La vida en la cual se experimenta a Cristo y se le disfruta es una vida en el progreso del evangelio, una vida caracterizada por la predicación del evangelio, no individual sino corporativa. Así que, tenemos la comunión en el progreso del evangelio. Cuanto más comunión tenemos en el progreso del evangelio, más de Cristo experimentamos y disfrutamos. Esto mata nuestro yo y nuestra ambición, preferencia y elección.

Pero mientras exista la mínima pizca de rivalidad, no podremos estar en el Espíritu de Jesús. Por otra parte, si no estamos en el Espíritu de Jesús, no estamos en la comunión del evangelio y no hemos terminado de experimentar a Cristo. Para experimentar a Cristo necesitamos la comunión en el evangelio por el Espíritu de Jesús sin envidia, contienda ni rivalidad. (The Experience of Christ [La experiencia que tenemos de Cristo], pág. 16)

Algunos están enviando obreros a levantar iglesias con el fin de vigilar su propio territorio, en rivalidad con la única obra del ministerio en el recobro del Señor. Esto está conforme al principio de la rebelión de Coré. La rebelión de Coré fue motivada por la rivalidad en el servicio del Señor.

Estas dos señales, de las cuales una era negativa y la otra positiva, fueron establecidas a raíz de la rebelión de Coré y su séquito. La señal negativa era la cubierta que se hizo para el altar con los incensarios de los doscientos cincuenta hombres que fueron juzgados (16:36-40). Ese altar, en el que se ofrecían los sacrificios, es un tipo de la cruz de Cristo. El juicio que Dios ejerció sobre esos doscientos cincuenta hombres representa el juicio de la cruz ejercido sobre todo el servicio que el hombre le rinde a Dios conforme a sus opiniones, en virtud de su carne y en rivalidad con otros. Los doscientos cincuenta hombres quemaron incienso en el servicio de Dios, algo que era conforme a su propia iniciativa. Así que, el servicio de ellos fue juzgado por Dios, y como resultado de ese juicio se mandó a hacer una señal negativa, a saber, la cubierta del altar. La señal positiva era la vara de Aarón, la vara que reverdeció, la cual representa a Cristo en resurrección, al Cristo que reverdece.

Estas dos señales, que representan a Cristo en resurrección y Su cruz que juzga, continúan vigentes hoy como un recordatorio y una advertencia para nosotros en relación con el servicio que le rendimos a Dios. La señal negativa nos advierte que no debemos servir a Dios conforme a nuestras opiniones, en virtud de nuestra carne ni en rivalidad con otros, pues debemos recordar que esta clase de servicio fue juzgada hace tres mil quinientos años. Por el lado positivo, la vara que reverdece—el Cristo que reverdece en Su resurrección, quien no sólo reverdece sino que también florece y da fruto maduro—está con todo aquel que verdaderamente está por Dios y es uno con Él. (Life-study of Numbers [Estudio-vida de Números], pág. 187)

Buscar establecer su propio reino

Algunos hermanos han caído en el error de Saúl, al buscar establecer su propia monarquía dentro del reino Dios. Esto también es una señal de que alguien ya no está bajo la autoridad de Cristo como la Cabeza.

El recobro del Señor hoy es el reino de Dios. No obstante, algunos han intentado edificar su propia obra y establecer una monarquía dentro del mismo. El hermano Nee hizo énfasis en esto mismo. Dijo que algunos que se denominaban a sí mismos colaboradores, edificaban dentro del recobro sus propios imperios. Recientemente se estableció una monarquía en cierta área del país, pero los santos no se sometieron a ella. Ellos me escribieron, y en su carta me dijeron que las iglesias de esa área no fueron levantadas por la persona que quería establecer su monarquía, sino por el nutrimiento y la esencia del recobro del Señor. Estos santos expresaron que amaban el recobro, el cual es el actual reino de Dios.

Sólo hay un recobro en todo el mundo. La esencia intrínseca del reino de Dios es el Cuerpo de Cristo, la iglesia de Dios. Durante muchas décadas, algunos hermanos han laborado mucho, y valoramos lo que han hecho; no obstante, algunos de ellos han establecido una obra dentro del recobro del Señor, apoderándose del mismo. Incluso en ciertos lugares tienen la tendencia a aprovecharse de los beneficios del recobro, y usan los materiales del ministerio, y bajo el nombre del recobro, edifican algo diferente. En estos lugares se puede percibir que la obra allí no es pura, es decir, no es una obra cuyo objetivo sea edificar el Cuerpo de Cristo, el cual es el reino de Dios, sino obtener beneficios personales. (Estudio-vida de 1 y 2 Samuel, pág. 68)

Algunos han reclamado ciertas regiones como su territorio y han fomentado agresivamente que se extienda su tipo de trabajo y vida de iglesia a fin de aumentar el ámbito de su influencia. Esto es divisivo.

Otro factor divisivo que estaba escondido fue la tendencia a mantener territorios separados. La obra del Señor y Su mover, que tiene como objetivo el cumplimiento de la economía eterna de Dios, es una sola y única. Si consideramos como nuestro propio territorio particular cualquier región en la que tomamos parte de la única obra del Señor, esto será una causa de división, un factor causante de división. Incluso la tendencia a mantener territorios separados deberá ser erradicada. Debemos laborar para el Señor dentro de lo que Él ha medido para nosotros (2 Co. 10:13-16), pero no debemos considerar aquello que el Señor haya medido para nosotros como nuestro territorio particular. Nuestra obra local en nuestra región deberá beneficiar al Cuerpo universal del Señor. En el Nuevo Testamento no vemos cosas tales como una jurisdicción dentro de la obra del Señor. Entrenamiento para ancianos, libro 10: El ancianato y la manera ordenada por Dios (2), pág. 21)

Una persona que participa de tales actividades no conoce el Cuerpo ni la autoridad de la Cabeza.

El ejercicio inapropiado de la autoridad

El ejercicio inapropiado de la autoridad daña a otros. Algunos ejemplos del ejercicio inapropiado de la autoridad son:

Comportarse como la "autoridad"

Una persona que tiene autoridad espiritual ni hace valer (afirma) su autoridad ni se comporta como si fuera una persona que tiene autoridad.

Un anciano debe ser la autoridad, pero nunca debe ejercer la autoridad. Cuando uno ejercita su autoridad como anciano; ya está descalificado para ser un anciano. Déjenme relatarles de nuevo la historia de Moisés. Él era en verdad la autoridad entre el pueblo de Dios, pero él nunca ejerció la autoridad. Cada vez que los problemas, dificultades o asuntos de negocios se levantaron, tenía un sólo lugar a donde ir, el cual era inclinarse delante de Dios. Nadie jamás le oyó decir que él era la autoridad establecida de Dios, ni que él iba a tratar con los asuntos o a cuidar de los asuntos con autoridad. Él nunca dijo algo así. Pero todo el tiempo, estuvo llevando la autoridad allí. Él estaba actuando como una autoridad en amor, en paciencia y con discernimiento. Al ser la autoridad de esta manera, él ejercía su autoridad.

De la misma manera, ustedes y yo necesitamos aprender a ser la autoridad en amor, en espíritu, en resurrección, en paciencia, en discernimiento y en coordinación. Al mismo tiempo, no debemos ejercer nuestra autoridad como ancianos. Nunca digan: "Yo soy un anciano, y me siento en el asiento como tal. Yo estoy haciendo esto en la posición de un anciano." Esto está mal. Que el título de anciano y la posición sea reducido a cero entre nosotros. Entre nosotros sólo debemos tener la persona, el ministerio, la responsabilidad y la carga de un anciano. (The Elders' Management of the Church La administración de la iglesia efectuada por los ancianos], págs. 99-100)

Ejercer control

Ejercer control es una señal de que una persona no tiene autoridad espiritual genuina. Una persona que tiene autoridad espiritual no ejerce control sobre otros.

1 P. 5:3 - No como teniendo señorío sobre lo que se os ha asignado, sino siendo ejemplos del rebaño.

Además, según lo que dijo el Señor en los evangelios y lo que expresó Pedro en su epístola, la Palabra santa no permite que el anciano ejerza ningún control. El Señor Jesús fue muy enfático acerca de esto. Los que están en el liderazgo no deben ser gobernantes, sino esclavos, siervos, personas que sirven y no ejercen control sobre otros. Luego, Pedro les dice a los ancianos que no se enseñoreen de los creyentes. La iglesia no pertenece a los ancianos; la iglesia es el rebano de Dios. Un anciano es un pastor y un siervo y, como tal, ha de cuidar el rebano del dueño, y el dueño es Dios mismo. En 1 Pedro 5:3, Pedro les dice a los ancianos que no se enseñoreen de "lo que se os ha asignado". Esta expresión en el griego alude a lotes o porciones asignadas. Las iglesias son posesión de Dios, y Él las asigna a los ancianos como heredad o porción; se las encomienda para que las cuiden. Dios es el Dueño y el Amo, y los ancianos son Sus siervos, como tales, deben servirle a Dios y encargarse de lo que Él les ha asignado. El Amo le ha asignado la iglesia local a los ancianos; ellos deben cuidar del rebaño, no gobernándolo, sino sirviéndole como esclavos al establecerse como ejemplos vivos.

Conforme a la enseñanza del Nuevo Testamento, los ancianos no tienen rango ni posición. Tampoco deben ejercer control sobre nadie, pues no tienen rango ni posición para hacerlo. No tienen ningún derecho a ejercer control. La clara enseñanza del Nuevo Testamento no permite ni otorga ninguna base para que los ancianos se adjudiquen rango, posición o poder para ejercer control sobre otros. (Entrenamiento para ancianos, libro 4: Otros asuntos cruciales con respecto a la práctica del recobro del Señor, págs. 104-105)

Por lo tanto, los ancianos no son nombrados para que sean gobernantes que ejercen autoridad sobre otros. Reinar sobre otros es feo y vil. Los ancianos nunca deben reinar sobre nadie. En el Evangelio de Mateo el Señor Jesús dijo que Él era el único Señor y Maestro (23:8, 10). Esto significa que los ancianos, los que vigilan, no son más que hermanos. (The Conclusion of the New Testament, Messages 189-204[La conclusión del Nuevo Testamento, mensajes 189-204], p. 2161)

Tener señorío sobre los miembros de la iglesia que está bajo su pastoreo es una evidencia de su orgullo. Con frecuencia los ancianos tienen el problema de considerar que "yo soy un anciano, y usted debe escucharme". Debido a esto Pedro dijo firmemente: "... los ancianos que están entre vosotros [...] no como teniendo señorío sobre lo que se os ha asignado, sino siendo ejemplos del rebaño" (1 P. 5:1-3). (Cómo ser un colaborador y un anciano y cómo cumplir con sus deberes, pág. 69)

Aun el tomar decisiones es un insulto a la autoridad de Cristo como la Cabeza.

...Si un anciano toma una decisión de parte de un creyente nuevo, no importa si lo hace de buen corazón o con una actitud de crítica, él insulta la autoridad de Cristo como Cabeza. Muchos hermanos inconscientemente insultan la autoridad de Cristo como Cabeza. Que un anciano haga la función de señor al decirle a un santo qué hacer es un asunto serio. Debemos comportarnos apropiadamente en la casa de Dios ayudando a nuestros compañeros creyentes de una manera que honre la autoridad de Cristo como Cabeza y ayudando a los más jóvenes queridos a que aprendan cómo tener contacto con el Señor. Esto hará una gran diferencia. (Crucial Principles for the Christian Life and the Church Life [Principios cruciales para la vida cristiana y para la vida de iglesia], pág. 91)

Golpear a los consiervos

El Señor les advirtió a Sus discípulos que no golpearan a sus consiervos. Las personas que creen que son mejores que otros a menudo son crueles en su trato con los demás. Ya que una persona que tiene autoridad espiritual no se considera mejor que otros, no maltrata a otros.

Mt. 24:48-49a - [48] Pero si aquel esclavo malo dice en su corazón: Mi señor tarda en venir; [49] y comienza a golpear a sus consiervos...

Mateo 24 nos habla acerca del esclavo malo que "dice en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comienza a golpear a sus consiervos..." (vs. 48-49a). Cuando maltratamos a otros creyentes al criticarlos, al oponernos a ellos o al menos-preciarlos, a los ojos del Señor esto equivale a golpearlos. Aquí, debemos hacer una seria advertencia. Es fácil caer en este peligro sin tener conciencia de ello en absoluto. Puede ser que caigamos en el peligro de criticar a los hermanos y hermanas, o a veces tal vez hablemos en contra de algunos santos o los menospreciemos. Quizás hasta disputemos con ellos. Esto equivale a golpear a los siervos del Señor quienes son nuestros consiervos. (Basic Lessons on Service [Lecciones básicas en cuanto al servicio], pág. 109)

Algunos hermanos han golpeado a los santos al someterlos a crítica pública severa, justificando su despliegue de humor con la excusa de "perfeccionar" a los santos.

Extraviar a los creyentes al enseñar cosas diferentes

Extraviar a los creyentes al enseñar cosas diferentes es un uso incorrecto serio de la autoridad.

Hch. 20:30 - Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.

1 Ti. 1:3 - Como te exhorté, al irme a Macedonia, a que te quedases en Éfeso, para que mandases a algunos que no enseñen cosas diferentes.

...El Nuevo Testamento nos muestra que la edificación del Cuerpo de Cristo, incluyendo a todas las iglesias locales, involucra a las personas dotadas: los apóstoles, profetas, evangelistas, y pastores y maestros (Ef. 4:11-12). Éstas son las personas que imparten la enseñanza de los apóstoles. La edificación del Cuerpo de Cristo también involucra a los ancianos. Son los ancianos quienes ponen en práctica la enseñanza de los apóstoles. Los apóstoles no solamente enseñan a los santos en las iglesias, sino también a los ancianos de las iglesias. Después, los ancianos ponen en práctica la enseñanza de los apóstoles. Los ancianos jamás deberían apartarse de la enseñanza de los apóstoles. Para la edificación de la iglesia, se requiere tanto de la enseñanza de los apóstoles como del ancianato que ponga en práctica dicha enseñanza. (Entrenamiento para ancianos, libro 10: El ancianato y la manera ordenada por Dios (2),> pág. 175)

No debemos ser ingenuos al pensar que hoy día en la vida de iglesia no pueden haber problemas como los asuntos de los que les advirtió el apóstol Pablo a los ancianos en Éfeso y que le encargó a Timoteo que cuidara de ellos.

Hacer que su autoridad sea la base para recibir a otros en comunión

Algunos cambian la base de la unidad de los creyentes al afirmar su propia autoridad a tal punto que hacen que el terreno de unidad en realidad sea la aceptación y la obediencia a su autoridad. En otras palabras, al hacer de su autoridad un asunto en el que se insiste, ser uno con sus reclamos de autoridad viene a ser un prerrequisito para la participación en la iglesia.

¿Cuál es la causa de la división? Principalmente es la rivalidad por el liderazgo. "Quiero ser la cabeza. No estaré por debajo de ti. Si no soy el número uno, estableceré otro grupo de manera que yo esté al mando". Por supuesto, nadie hará tal declaración abiertamente. Se pondrá un manto precioso y se esconderá detrás de ella. Pero si somos una iglesia llena de vida, podremos ver a través de su fachada. Por lo tanto, rechazamos tanto al anticristo como a Diótrefes. Si rehusamos seguir a los líderes nombrados por ellos mismos, no habrá división. Cristo es nuestra única Cabeza. (Seven Mysteries in the First Epistle of John [Siete misterios en la primera Epístola de Juan, pág. 79)

... "Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe". Los hermanos locales no tenían claridad en cuanto a Diótrefes, y pensaban que era de veras una persona con autoridad. A él le gustaba tener "el primer lugar entre ellos". Él no estaba dispuesto a recibir gente, ni estaba dispuesto a que otros lo hiciesen. Por lo tanto, Juan dijo: "Si yo fuere, recordaré las obras que hace".... (Los asuntos de la iglesia, pág. 241)

Tales personas han abandonado el terreno de la unidad, que es la unidad del Cuerpo universal de Cristo, manifestado en tiempo y espacio como la iglesia en una localidad. Han hecho de su supuesta autoridad personal la prueba decisiva para recibir a otros creyentes, y excomulgan a aquellos que no les obedecen.

Todo cuanto hagamos, tenemos que hacerlo en amor. Siempre es correcto amar. Sin embargo, si usted expulsa a las personas a fin de mantener su propia posición y rango como anciano de la iglesia, esto de ninguna manera es realizado en amor. Usted simplemente se vale de tales expulsiones para generar una "cortina de humo" que proteja su posición y su rango como anciano. Esto no es correcto. Tenemos que poner en práctica la vida de iglesia conforme a la justicia y en amor. (Entrenamiento para ancianos, libro 4: Otros asuntos cruciales con respecto a la práctica del recobro del Señor, pág. 89)

Aunque sí es cierto que ocasionalmente los ancianos deben poner en cuarentena a miembros divisivos para proteger a los santos, debemos tener un discernimiento claro a fin de reconocer si tal autoridad se está ejerciendo para proteger a la iglesia o por los intereses personales del anciano. De seguro, cuando se excomulga en masa haciendo una denuncia pública rencorosa, en lugar de con gravedad y pesar, esa no es una representación apropiada de la autoridad de Cristo en Su cuidado por todos los miembros de Su Cuerpo.

Manifestaciones de rebelión

Los hombres a menudo ejercen su propia autoridad en el nombre de Dios y aún estando en rebelión contra Él. Esto puede ser cierto hasta en la iglesia. Por lo tanto, es importante que conozcamos las manifestaciones de la rebelión. Estas incluyen palabras injuriosas, razonamientos y pensamientos rebeldes.

¿Dónde se manifiesta la rebelión del hombre en la práctica? Primero, se expresa en las palabras; en segundo lugar, se percibe en los razonamientos; y en tercer lugar, se deja ver en los pensamientos. A fin de ser librados de la rebelión, debemos confrontar estas tres cosas. De lo contrario, no podremos eliminarla por completo. (La autoridad y la sumisión, pág. 179)

Para discernir si un hombre ha tenido un encuentro con la autoridad, debemos observar si ha sido disciplinado en su modo de hablar, en sus razonamientos y en sus opiniones. Cuando uno es confrontado por la autoridad, la lengua no vuelve a hablar descuidadamente, los razonamientos no serán tan atrevidos y las opiniones no serán defendidas. El hombre común tiene muchas opiniones. Pero el día llegará cuando la autoridad de Dios vendrá a destruir las fortalezas que Satanás había levantado por medio de los razonamientos, de tal manera que Dios capture los pensamientos del hombre y lo haga un siervo Suyo que se somete a Cristo sin opinar. Solamente así, podrá haber una salvación completa. (La autoridad y la sumisión, pág. 93)

Palabras injuriosas

Las palabras injuriosas son siempre una señal de rebelión.

...Las palabras injuriosas que salen de la boca son la señal más grande de la rebelión. Es imposible que una fuente eche agua dulce y amarga por una misma abertura (Jac. 3:11). Una vez echemos agua amarga, la dulce se irá. La misma boca no puede hablar palabras injuriosas y palabras de amor a la misma vez. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 59, pág. 158)

...Pedro dijo que algunos no son sumisos, que desprecian el señorío. Las injurias que salen de la boca son una manifestación externa de esta condición interna. Cuando lo injurioso se expresa con palabras se convierte en un hablar maligno. La primera huella de rebelión la deja el hablar, el hablar maligno de la persona. La lengua es el miembro del cuerpo más difícil de domar. Es el más pequeño de todos los miembros, sin embargo puede jactarse de grandes cosas y es inflamada por la Gehena (Jac. 3:5-6). Ejercitar la lengua es la señal externa más rápida de desafío a la autoridad. (The Collected Works of Watchman Nee  [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 59, págs. 155-156)

Conocer a Dios produce la conciencia de pecado. Asimismo, conocer el Cuerpo produce que uno esté conciente de las palabras injuriosas. Las palabras injuriosas se oponen al testimonio del Cuerpo. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 57, pág. 240)

Con razón no se les permitió a estos hijos de Israel entrar a la tierra prometida. En su rebelión, ellos habían ido demasiado lejos. Algunos de los rebeldes habían dicho a Moisés y Aarón: "¡Basta ya de vosotros!" (16:3), y luego Moisés les respondió con las mismas palabras: "Basta ya de vosotros, hijos de Leví" (16:7). Aunque en realidad eran los rebeldes quienes habían ido demasiado lejos, fueron ellos quienes acusaron a Moisés y Aarón de haber ido demasiado lejos. Ellos condenaron a Moisés y a Aarón de hacer lo que ellos mismos estaban haciendo. Cosas similares han ocurrido a lo largo de las generaciones, en las que los ambiciosos han acusado falsamente a otros de ser ambiciosos. En Números 16 y 17 el juicio y la vindicación por parte de Dios mostraron claramente quienes eran los rebeldes, no Moisés ni Aarón, quienes habían ido demasiado lejos. (Life-study of Numbers [Estudio-vida de Números], págs. 184-185)

Las palabras injuriosas son una característica distintiva de lo que hablan y escriben quienes se oponen al liderazgo del ministerio en el recobro del Señor hoy en día. Tales palabras muestran claramente que aquellos de quienes se originan se han desviado de la posición apropiada bajo la autoridad de Cristo como Cabeza y en el Cuerpo de Cristo.

Razonamientos y pensamientos rebeldes

Las palabras injuriosas se basan en los razonamientos y pensamientos rebeldes del hombre.

2 Co. 10:4-5 - [4] Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas ante Dios para derribar fortalezas, [5] al derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y al llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

Fil. 2:14 - Haced todo sin murmuraciones y argumentos.

En la Biblia, Dios nunca razona con el hombre. La autoridad está ausente donde abundan los razonamientos. Las decisiones tomadas por Dios están más allá del consentimiento o la disensión producidos por la mentalidad humana o los razonamientos. (The Collected Works of Watchman Nee [Reco-pilación de las obras de Watchman Nee], tomo 59, pág. 213)

La rebelión del hombre en contra de la autoridad se manifiesta tanto en su hablar como en sus razonamientos. Quienes no conocen la autoridad practican la injuria, esta injuria se origina en los razonamientos. El hombre injuria porque razona dentro de sí. Por ejemplo: Aarón y Miriam injuriaron a Moisés porque Moisés se casó con una mujer cusita. Ellos dijeron: "¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?" (Nm. 12:2). Nuestras palabras siempre van después que nuestros razonamientos. Aarón y Miriam razonaron en su mente primero. Tal vez pensaron: "Nosotros tres somos siervos de Dios, y Dios nos ha hablado a todos. Miriam es la primera profetisa y Aarón es el sumo sacerdote. Todos fuimos designados por Dios. ¿Le habla Dios a Moisés solamente y no también a nosotros?" Aparentemente no había nada malo en tal pensamiento, parecería suficientemente razonable. Las razones se esconden en el corazón y las palabras se pronuncian con la boca. Las palabras que se pronuncian a causa de la rebelión tienen lugar porque existen razones dentro del corazón de la persona. Lo primero que causa rebelión es que hay razonamientos en el corazón de la persona. A menos que la persona le haga frente a sus razonamientos cabalmente, no podrá detener su hablar. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 59, pág. 213)

Segunda de Corintios 10:4-5 nos dice que los argumentos son una clase de fortaleza. A fin de obedecer a Cristo, un hombre tiene que llevar cautivo todos sus pensamientos y derribar la fortaleza de los razonamientos. El versículo 5 dice: "Al derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y al llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo". La frase toda altivez se refiere a todo lo que impide que un hombre llegue al conocimiento de Dios. Los razonamientos son el mayor de estas cosas. Una vez un hombre razone con Dios, este argumento llega a ser una cosa alta a los ojos de Dios. Pablo dijo que estas fortalezas se tienen que derribar. Son levantadas por Satanás y están relacionadas con los razonamientos. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 59, pág. 219)

Los escritos de los disidentes transmiten un espíritu rebelde y están llenos de razonamientos y de injurias.

Cómo se puede perder la autoridad espiritual

En el Nuevo Testamento, la autoridad espiritual es condicional. Así como se obtiene por el crecimiento en vida y aumento de visión, también se puede perder por:

No permanecer en el mover y revelación actuales del Señor

Dios usó el ministerio de Juan el Bautista para inaugurar la era del Nuevo Testamento e introducir el ministerio del Señor Jesús. Sin embargo, cuando se manifestó el ministerio mayor de Jesús, Juan siguió teniendo sus propios discípulos y llevando a cabo su propia obra aparte del Señor Jesús. En ese momento, el ministerio de Juan ya no era el mover actual del Señor, y quienes le seguían sufrieron un retraso significante para entrar en la realidad de la economía neotestamentaria de Dios.

Jn. 3:26 - Y vinieron a Juan y le dijeron: Rabí, mira Aquel que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, bautiza, y todos vienen a Él.

Hch. 19:2-3 [2] Les dijo: ¿Recibisteis al Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. [3] Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan.

Juan el Bautista fue el precursor del Señor Jesús, la voz de uno que clamaba en el desierto (Jn. 1:23). Después que Cristo salió a ministrar, Juan debería haber terminado su obra y haberse retirado de la escena para que Cristo fuera el Único. Y todos los que le seguían deberían haber ido a Cristo. Pero debido a que Juan no se retiró inmediatamente, sus discípulos, viendo que toda la gente acudía al Señor Jesús para ser bautizada, querían hacer justicia a su maestro. Esto causó que la obra de Juan estuviera en rivalidad con Cristo. Si Juan ya no hubiera bautizado a la gente, y si les hubiera dicho a sus discípulos que debían seguir a Jesús, no permitiendo que la gente lo siguiera a él, no hubiera habido dificultad.

Al fin Juan el Bautista fue encarcelado por Herodes el tetrarca y fue decapitado. Por una parte, este fin habla del mal, de la corrupción y de lo oscuro de la política romana; por otra, también muestra el resultado de no cesar Juan el Bautista de su obra. Una vez, testificó fuertemente que él no era el Cristo sino un mensajero enviado delante de Cristo. También anunció agresivamente que Cristo era el Novio que venía para casarse con la esposa (la iglesia compuesta de todos los creyentes en Cristo), que él era solamente amigo del Novio, y que era necesario que Cristo creciera y que él menguara (Jn. 3:28-30). Ya que éste era el caso, él debería haberse retirado y dejado de bautizar a la gente, porque Aquel de quien él testificaba ya estaba bautizando a la gente. Pero todavía siguió allí bautizando a la gente, y haciendo que sus discípulos estuvieran en rivalidad con Cristo. Por consiguiente, Dios tuvo que levantar el ambiente para quitarlo y terminar su ministerio. Sin embargo, el bautismo de arrepentimiento dejado por él todavía estaba siendo recibido por la gente, aunque había llegado a ser la verdad anticuada, y así llegó a ser un estorbo a la economía neotestamentaria de Dios (Hch. 18:25; 19:1-5). (Hch. 18:25; 19:1-5). (Lecciones de la Verdad, nivel uno, tomo 2, págs. 79-80)

El hermano Nee le aplicó el mismo principio a Jonatán, el hijo de Saúl. Jonatán se enfrentó con la necesidad de escoger entre uno de dos ministerios: el de Saúl o el de David.

Jonatán estaba entre Saúl y David. Él era un hombre que se encontraba entre dos ministerios. Él debió haber seguido al segundo ministerio. Sin embargo, debido a que su relación con el primer ministerio era muy profunda, él no pudo desenredarse. Existe la necesidad de que veamos la visión a fin de ponernos al día con el ministerio de la era. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 57, pág. 261)

Este principio también es el principio subyacente en el hablar del hermano Nee en su ministerio temprano en cuanto a la "verdad presente" en 2 Pedro 1:12:

2 P. 1:12 - Por esto siempre estaré recordándoos estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.

Segunda de Pedro 1:12 menciona las palabras: "confirmados en la verdad presente". La "verdad presente" también se puede interpretar como la "verdad actualizada". ¿Qué es la verdad actualizada? En realidad, todas las verdades están en la Biblia, no existe una verdad que no esté en la Biblia. Aunque todas están en la Biblia, muchas de estas verdades se perdieron y estaban ocultas a causa de la insensatez, la infidelidad, la negligencia y la desobediencia del hombre. Las verdades estaban ahí, pero el hombre no las podía ver ni tocar. No fue sino hasta la plenitud de los tiempos que Dios liberó ciertas verdades durante algunos periodos de tiempo en particular y causó que fuesen reveladas otra vez.

Estas verdades que se han revelado recientemente no son inventos nuevos de Dios. Más bien, son descubrimientos nuevos que el hombre ha hecho. No existe la necesidad de inventar, pero sí la de descubrir. Dios reveló diferentes verdades en generaciones pasadas. Durante ciertos periodos, Él hizo que algunos hombres descubrieran estas verdades específicas. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 11, págs. 843-844)

En su ministerio posterior, el hermano Nee habló de la necesidad de mantenerse al día en el fluir del Espíritu.

La iglesia actúa cuando actúa antes el Espíritu Santo. Tan pronto el Espíritu obre, todos dirán "Amén" a Su acción. El Espíritu Santo está actuando delante de nosotros, y nosotros lo estamos siguiendo en Su fluir. Nuestras palabras y nuestros sentidos espirituales deben estar actualizados con el fluir del Espíritu. (El fluir del Espíritu, pág. 8)

Una de las fuentes principales de los problemas en el Nuevo Testamento fue que algunos fallaron al no permanecer en el mover actual del Señor por medio de la visión de la era que Él le impartió al apóstol Pablo.

Al final, Bernabé se fue. Esto muestra que incluso Bernabé no pudo actualizarse con la visión de esa era, la visión de Pablo. Aunque él fue quién introdujo a Pablo en el servicio, cuando Pablo obtuvo la visión actualizada de la era, Bernabé se quedó atrás.

No sólo hombres como Gamaliel y Bernabé se quedaron atrás en cuanto a la visión; incluso apóstoles como Pedro y Jacobo estaban en peligro de perder la visión. Ellos eran del mismo grupo general que Pablo, pero no colaboraban juntos. (La visión de la era, pág. 47)

Durante el tiempo en que el hermano Lee estaba laborando para introducir a las iglesias en la manera ordenada por Dios para reunirse y servir en el Cuerpo de Cristo, él les dijo a los ancianos:

...Tenemos que captar la visión que corresponde al presente recobro del Señor. De otro modo, nosotros mismos quedaremos excluidos. En tal caso, nos contentaremos con permanecer en nuestra vejez. Depende de nosotros mismos avanzar con el Señor en Su recobro presente, o no avanzar. Pero debemos saber que una vez que se produzca el cambio de era, nadie esperará por nosotros. Una vez que se produzca el advenimiento de la era venidera, nosotros seremos dejados atrás y quedaremos excluidos en cuanto concierne al mover del Señor. Es, pues, imprescindible que veamos la visión del presente recobro del Señor y que la pongamos en práctica. (Entrenamiento para ancianos, libro 9: El ancianato y la manera ordenada por Dios (1), pág. 152)

Siempre que el Señor avanza en Su recobro de la verdad y de la práctica de la iglesia, algunos se quedan marginados, discrepando del mover presente del Señor. Los disidentes de hoy han criticado las verdades de la cumbre de la revelación divina y también el concepto de que el mover del Señor es progresivo. Esta es una señal contundente de que están fuera del fluir al día del Espíritu y que por lo tanto, están aislados de la fuente de la autoridad genuina en el Cuerpo.

No ser fiel a la verdad

Una segunda cosa que causa que se pierda la autoridad es no ser fiel a la verdad. El día de Pentecostés, Pedro tomó la delantera entre los discípulos para proclamar el evangelio (Hch. 2:14). El Señor lo había comisionado personalmente a usar las llaves del reino para abrirle la puerta tanto a los creyentes judíos como a los gentiles (Mt. 16:19). Sin embargo, debido a que no fue fiel a ciertos asuntos de la economía neotestamentaria de Dios, su liderazgo en el ministerio menguó. Por esto ya no se menciona después del capítulo 15 en el libro de Hechos, y de ahí en adelante el relato cambia al ministerio de Pablo, quien fue fiel a la visión celestial.

Gá. 2:11-14a - [11] Pero cuando Cefas vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. [12] Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. [13] Y se le unieron en esta hipocresía también los otros judíos, de manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. [14] Pero cuando vi que no andaban rectamente en cuanto a la verdad del evangelio...

Hch. 26:19 - Por lo cual, oh rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial.

Cuando Pablo vio que Pedro y los demás no andaban rectamente en cuanto a la verdad del evangelio, reprendió a Pedro delante de todos (Gá. 2:14). Pedro, con su debilidad, dañaba la verdad del evangelio, la verdad de que los creyentes gentiles y los creyentes judíos eran iguales. Esto indica que en Gálatas 2 la capacidad espiritual de Pedro había disminuido. Pedro no se había apartado de la fe, pero su capacidad espiritual era mucho inferior a la de Jacobo. Por esta razón, en Gálatas 2:9 se menciona a Jacobo antes que a Pedro. Además, el hecho de que los hermanos habían venido "de parte de Jacobo" indica que Jacobo representaba la iglesia en Jerusalén. (El liderazgo en el Nuevo Testamento, pág. 8)

Pablo, quien tenía tanta revelación divina acumulada en su ser, se enfrentó con los judíos, con los políticos romanos, e incluso con los santos de la iglesia. Él vio la hipocresía de los judíos religiosos y la corrupción de los políticos romanos. Además, en la vida de iglesia halló una condición de debilidad, transigencia y carencia de luz y de revelación. Tal parece que en la iglesia no había nadie que tuviese el valor suficiente para luchar por la revelación y la visión que habían recibido. En esta situación, Pedro debió levantarse con valentía y defender la revelación que había recibido del Señor, pero no lo hizo.

En los capítulos del dos al cinco de Hechos, vimos que Pedro y Juan fueron muy osados y valientes. Como resultado de su denuedo, comparecieron ante el sanedrín en el capítulo cuatro, el cual los puso bajo custodia pública en el capítulo cinco. En dichos capítulos no vemos ninguna traza de debilidad ni de transigencia ni en Pedro ni en Juan, ni ninguna indicación de que ellos se sintieran intimidados por los religiosos judíos, ni que trataran de complacerlos. No obstante, a partir de Hechos 15, y en Gálatas 2, vemos que la debilidad de Pedro e incluso su hipocresía quedaron al descubierto. (Estudio-vida de Hechos, págs. 563-564)

Algunos que habían sido audaces en defender la verdad en el recobro del Señor en años recientes han perdido su posición debido a que estuvieron dispuestos a ceder en cuanto a la verdad relacionada con la separación del mundo, que todos profeticen, las denominaciones, la unidad, etc.

Tocar la autoridad de Dios de una manera inapropiada

Alguien que tiene alguna medida de autoridad espiritual puede perderla al tocar el gobierno de Dios de una manera inapropiada. El hermano Lee contó lo siguiente acerca del hermano T. Austin-Sparks:

El querido hermano que era el líder en aquel lugar había tocado el gobierno de Dios. Estar equivocado gubernativamente con Dios es una cosa seria....

El querido que me invitó a Inglaterra primeramente había sido invitado por nosotros para venir a Taiwán. El vino en 1955 y de nuevo en 1957. Durante su primera visita él no tocó el asunto de la iglesia, pero en su segunda visita lo tocó a propósito.... Cuando yo lo visité en Inglaterra dieciséis meses más tarde, en agosto de 1958, él me dijo que cuando el avión despegó desde Taipei hacia Hong Kong, el fluir dentro de él se había cortado y que no había sido recuperado. En el mismo día en que él me contó esto, dijo que había llorado al Señor temprano en la mañana, preguntándole por qué el fluir había sido cortado. (Estudio-vida de Hebreos, págs. 185-186)

Cuando una "autoridad" se desvía de la verdad

A veces, soberanamente el Señor permite tormentas en y entre las iglesias. Estas tormentas sirven para purificar a las iglesias y para manifestar los que son aprobados.

1 Co. 11:19 - Porque tiene que haber entre vosotros partidos, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados.

Durante la desolación de la iglesia, las diferentes clases de confusión, errores y corrupción funcionan para que los que son aprobados por Dios sean manifestados. Quien sea que pase por la prueba y sea aprobado por Dios será manifestado por medio de la desolación.

Dios no desea la desolación, pero esta funciona en Su mano para poner de manifiesto a quienes pueden pasar la prueba. Sin la desolación, la confusión, los errores, la corrupción y las tinieblas no podríamos ser capaces de ver la condición de cada individuo... (Three Aspects of the Church, Book 2: The Course of the Church, [Tres aspectos de la iglesia, libro 2: El curso de la iglesia] pág. 63)

En nuestra historia, tales tormentas a menudo las han causado hermanos de alguna prominencia en la obra. Esto no nos debe sorprender. Recuerden que los 250 que siguieron a Coré eran "príncipes de la congregación" (Nm. 16:2). Entonces, ¿qué debemos hacer cuando aquellos que parecen ser las autoridades se desvían de la verdad?

Dos principios que balancean

Cuando una persona que parece estar en autoridad se desvía de la verdad, debemos guardar dos principios que balancean:

No podemos seguir a aquellos que se desvían de la verdad

Primero, debemos entender claramente que cuando un líder se desvía de la verdad, sea en la práctica o en su enseñanza, no lo podemos seguir. Si el camino que tal líder ha tomado nos conduce a dividirnos del Cuerpo de Cristo o del terreno apropiado de una iglesia local, no podemos seguir con él. En algunos casos, el alegato de autoridad pone en riesgo la posición de una iglesia local, convirtiéndola en una secta local. Esto se da porque el reclamo de autoridad de parte del líder llega a ser la base para recibir a los creyentes en la comunión. Además, si una iglesia se aparta de la misma comunión entre todas las iglesias locales en el Cuerpo de Cristo, tal iglesia ya no es una iglesia local, sino una secta local.

...Algunos tal vez tengan la actitud de que su iglesia local es independiente y autónoma y que no se debe interferir con ella. Esto es localismo. Una iglesia local independiente es en realidad una secta local.... (La constitución y la edificación del Cuerpo de Cristo, pág. 104)

Cada iglesia local debe tener comunión con todas las iglesias locales genuinas en toda la tierra a fin de guardar la comunión universal del Cuerpo de Cristo. Si alguna iglesia no guarda la comunión universal del Cuerpo de Cristo, entonces es divisiva y se convierte en una secta local. Algunas llamadas iglesias locales no son genuinas y se han convertido en divisiones; nosotros no tenemos que mantener comunión con tales "iglesias". (Una presentación breve de lo que es el recobro del Señor, pág. 47)

...Cuando la gente dice: "No nos molesten: somos la iglesia local en esta ciudad", a los ojos de Dios son una secta local, y no una iglesia local.... (Estudio-vida de Génesis, pág. 472)

Asimismo, si un grupo implementa una forma de gobierno que no es bíblico, se convierte en una secta.

Ya la Biblia dispuso todas las instituciones de la iglesia de una manera clara. Nunca debemos tener decretos, sean estos credos, constituciones, reglamentos, estatutos u ordenanzas que no están en la Biblia, no importa cuán bíblicas parezcan ser. De otro modo, inmediatamente seremos una secta. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], tomo 7, págs. 1116-1117)

A fin de conservar una posición apropiada, debemos apartarnos de cualquier cosa sectaria.

...En cuanto a nosotros, no podemos unirnos a ninguna secta ni permanecer en alguna, porque nuestro vínculo con la iglesia sólo puede ser sobre el principio de localidad; pero en cuanto a otros, no debemos hacer que el salirse de una secta sea la condición de comunión con aquellos creyentes que están en una.... (La vida cristiana normal de la iglesia, pág. 117)

Inevitablemente, aquellos de quienes nos separemos nos van a llamar divisivos.

Cuando algunos hermanos y hermanas desean volver al Cuerpo de Cristo, estos grupos afirman entonces que esos que quieren dejarlos son los causantes de división. Ellos no se dan cuenta que todos los que pertenecen a grupos divisivos y que se niegan a dejar dichos grupos, ellos mismos son divisivos. (Mensajes para edificar a los creyentes nuevos, tomo tres, pág. 917)

Sin embargo, separarse de una secta para regresar al terreno apropiado no es ser divisivo.

Ellos mismos causan división al decir: "Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo". Ellos mismos ya han creado una serie de divisiones, pero en cuanto alguno quiere marcharse, ellos dicen: "Debes guardar la unidad cristiana". Pero su unidad no es tan grande como el Cuerpo de Cristo. (Mensajes para edificar a los creyentes nuevos, tomo tres, pág. 917)

Si uno piensa que no debe causar división, primero debe tener en cuenta qué es lo que significa causar división. Causar división significa estar dividido del Cuerpo. La división a la que se refiere 1 Corintios 12 es la división del Cuerpo (v. 25), no la separación de un grupo que no se conforma al Cuerpo. (Mensajes para edificar a los creyentes nuevos, tomo tres, pág. 915)

Por lo tanto, salir de una secta no es un acto de rebelión.

Un hombre puede amotinarse únicamente en contra de un gobierno legítimo, pero no se puede amotinar en contra de un gobierno que es ilegítimo. Una rebelión consiste en separarse de un gobierno legítimo, pero si se separa de un gobierno que no es legítimo, eso no puede ser considerado como rebelión. (Mensajes para edificar a los creyentes nuevos, tomo tres, pág. 919)

Por un lado, no debemos rechazar a ningún creyente que no esté promoviendo activamente cualquier cosa que cause división.

Si algún creyente que se reúne con cualquiera de estos grupos sectarios asistiera a las reuniones de las iglesias locales, o tuviera contacto con los creyentes que se reúnen en las iglesias locales, no debe ser rechazado, siempre y cuando no promueva nada divisivo. (Una presentación breve de lo que es el recobro del Señor, pág. 52)

Por otro lado, debemos rechazar a cualquiera que promueva las divisiones sectarias.

Sin embargo, cualquier persona que insista en promover estas divisiones sectarias se debe considerar divisiva y debe ser rechazada después de la primera y la segunda amonestaciones (Tit. 3:10). Yo creo que ésta es la manera justa y bíblica de tratar con las divisiones que se han separado de las iglesias locales genuinas y que han quebrantado la comunión del Cuerpo de Cristo. En todo caso, según la enseñanza de los apóstoles en el Nuevo Testamento, a todo aquel que causa divisiones, que es divisivo y transmite "microbios" de división, o sea, que es partidista, sectario, lo debemos rechazar (Tit. 3:10) y debemos apartarnos de él (Ro. 16:17). (Una presentación breve de lo que es el recobro del Señor, pág. 52)

No debemos injuriar a otros

Si bien es cierto que no podemos seguir a un líder ni a nadie que se desvíe de la verdad, tampoco debemos injuriarlo:

Hch. 23:4-5 - [4] Los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? [5] Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: "No maldecirás a un príncipe de tu pueblo".

Jud. 8-10 - [8] No obstante, de la misma manera también estos soñadores contaminan la carne, menosprecian el señorío e injurian a las potestades superiores. [9] Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda. [10] Pero éstos maldicen lo que no conocen; y en lo que por naturaleza entienden, se corrompen como animales irracionales.

Siempre que existe un conflicto entre la autoridad delegada y la autoridad directa, podemos escoger someternos a la autoridad delegada, pero sin obedecerle. La respuesta a cualquier prohibición en cuanto a lo que Dios comisionó, como prohibir predicar el evangelio, debe ser sumisión sin obediencia. De la misma manera, se debe responder con sumisión, pero sin obediencia, a cualquier orden de cometer actos prohibidos por Dios, tales como un mandamiento a pecar. No debemos injuriar a los gobernantes de estado ni a nuestros padres. No podemos organizar revoluciones ni insurrecciones. Siempre debemos ser sumisos en actitud y corazón. Sin embargo, la predicación del evangelio es un mandamiento directo de parte del Señor, no importa cuánto se nos opongan los hombres, aun debemos perseverar en ello. Nabucodonosor le ordenó a todos los hombres que adoraran su imagen, pero el pueblo de Dios no le pudo obedecer aunque él era el rey. En todas las demás cosas, debemos someternos y obedecer. (The Collected Works of Watchman Nee [Recopilación de las obras de Watchman Nee], vol. 59, pág. 232)

Debemos respetar la medida de autoridad que se le ha dado a una persona. No debemos injuriarlo, pero tampoco debemos obedecer si nuestra conciencia, constreñida por la Palabra de Dios, pone objeción. 5

Nuestra responsabilidad al enfrentar problemas en la iglesia

Cuando surgen problemas en la iglesia tenemos la responsabilidad de cooperar con el Señor en beneficio de Sus intereses. Nuestra motivación debe ser el ganar a nuestros hermanos al restaurarles a una condición apropiada en su comunión con el Señor y con Su Cuerpo. No debemos ser presuntuosos al pensar que somos capaces de resolver cualquier problema, pero debemos buscar al Señor en oración para que pueda infundirnos con Él mismo de manera que podamos ser uno con Él para darle vida a los santos. En algunos casos debemos cuidar de los intereses del Señor por medio de informarle a Sus representantes acerca de la situación.

Procurar ganar a nuestro hermano

Al ocuparse de los problemas en la iglesia el deseo de nuestro corazón siempre debe ser ganar a nuestro hermano.

Mt. 18:15 - Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando a solas tú y él; si te oye, has ganado a tu hermano.

Cuando alguien peca contra usted, el mandamiento: "ve y repréndele estando a solas tú y él", por un lado, lo dio el Señor para evitar involucrar a otros innecesariamente y que por ello posiblemente sean dañados, y por otro lado, para que el hermano que causó la ofensa se pueda restaurar a una condición apropiada delante del Señor y a la comunión del Cuerpo. Cuán dulce son las palabras del Señor: "has ganado a tu hermano". Este debe ser el deseo de nuestro corazón.

Pedir y dar vida

Cuando vemos problemas en la iglesia, primero debemos ir al Señor en oración. De esta manera reconocemos Su autoridad como Cabeza y nuestra propia insuficiencia en nosotros mismos.

1 Jn. 5:16 - Si alguno ve a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y le dará vida; a saber, a los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.

Mientras oramos en unidad con el Señor, el Señor causa que seamos canales de vida por donde el Espíritu vivificante puede impartir vida a la persona por la que pedimos.

La esencia de este pasaje es que si queremos orar por un hermano conforme a lo que se describe en 1 Juan 5:16, debemos ser uno con el Señor. Debemos permanecer en el Señor y pedir siendo un solo espíritu con Él. Debido a que somos uno con el Señor a tal grado, llegamos a ser el medio, el canal, por el cual el Espíritu vivificante de Dios puede impartir vida a aquel por el cual pedimos. Esta impartición de vida se lleva a cabo en la comunión de la vida divina. (Estudio-vida de 1, 2 y 3 Juan, Judas, pág. 349)

Decirles a los representantes del Señor que hay lepra en la casa

En el Antiguo Testamento, si el dueño de una casa encontraba que había lepra en ella se lo tenía que decir al sacerdote. La lepra es indicio de un pecado grave como resultado de la rebelión. La lepra en una casa es indicio de que en la iglesia hay rebelión en contra de la autoridad de Dios y de la economía de Dios.

Lv. 14:35 - Vendrá aquel de quien fuere la casa y dará aviso al sacerdote, diciendo: Algo como plaga ha aparecido en mi casa.

El pecado de hecho es lepra. En el sentido bíblico, el pecado denota rebelión. Así que, el pecado es rebelión contra Dios, contra el representante, delegado o autoridad de Dios y contra el plan, arreglo, gobierno y administración de Dios. En resumen, el pecado es rebelión contra la economía de Dios. (Life-study of Leviticus [Estudio-vida de Levítico], pág. 341)

"Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, la cual Yo os doy en posesión, y pusiere Yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión, vendrá aquel de quien fuere la casa y dará aviso al sacerdote, diciendo: Algo como plaga de lepra ha aparecido en mi casa" (vs. 34-35). El hecho de que el dueño iba y daba aviso al sacerdote significa que los hermanos que presiden o los que se preocupan por la iglesia acuden al Señor o al apóstol, el delegado del Señor, y dan aviso al Señor o a Su delegado. Esto es lo que debemos hacer cuando la iglesia está enferma. (Life-study of Leviticus [Estudio-vida de Levítico], pág. 386)

Por ser creyentes neotestamentarios, nuestra casa es la iglesia. Cuando vemos que hay lepra en la iglesia, es decir, que hay rebelión en contra de la autoridad de Dios y desviación de la economía de Dios, debemos traer el asunto al Señor y a los hermanos que poseen una medida de autoridad espiritual.

"He sido informado por los de la casa de Cloé"

En el capítulo uno de 1 Corintios hay un ejemplo claro de la práctica de la realidad de Levítico 14:35. Pablo nos dice allí que él fue informado de la situación en Corinto por los de la casa de Cloé, una hermana en el Señor.

1 Co. 1:11 - Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de la casa de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.

La iglesia en Corinto tenía muchos problemas. Los de la casa de Cloé estaban conscientes de cierto problema, pero también veían que tratar con el problema estaba por encima de su medida. Por tal razón, ellos le presentaron un cuadro claro de la situación al apóstol Pablo, quien tenía la estatura espiritual para tratar con el problema. Los de la casa de Cloé le rindieron un gran servicio al Señor y a los santos y a la iglesia en Corinto.

La autoridad en la era de la revelación

El libro de Apocalipsis no habla de los ancianos en las iglesias locales, pero sí habla de las estrellas que brillan y son mensajeros de las iglesias. Esto nos muestra que la autoridad no es un asunto de posición (los ancianos), sino de naturaleza (estrellas brillantes).

Ap. 1:20 - El misterio de las siete estrellas que has visto en Mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los mensajeros de las siete iglesias, y los siete candeleros son las siete iglesias.

Estas estrellas brillantes no necesariamente son ancianos. Puede que sean, y puede que no sean ancianos. Son los mensajeros de las iglesias, lo que significa que son los que hablan en unidad con el Espíritu para transmitir lo que el Espíritu le está hablando a las iglesias.

La estrella no sólo es Cristo mismo, también Sus seguidores, los que brillan en las iglesias. En Hechos y en las Epístolas, se le llama ancianos u obispos a los que tomaban la delantera, pero en el último libro de la Biblia son estrellas. Ahora, no es un asunto de título o posición, sino un asunto de brillar. Todos los vivos de las iglesias locales tienen que ser estrellas brillantes.

¿Qué significa ser una estrella? Daniel 12:3 da la respuesta: "Los inteligentes resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que guían a muchos a la justicia, como las estrellas a perpetua eternidad". Las estrellas son aquellos que brillan en la oscuridad y tornan a las personas del camino equivocado al camino recto. Ahora, durante la era de la iglesia, es el tiempo de la noche; así que necesitamos el brillar de las estrellas. Todos los que toman la delantera en las iglesias locales nunca deben reclamar su posición; nunca deben decir: "Soy uno de los ancianos; me tienen que reconocer". Si dicen esto es que están en tinieblas. Necesitamos a los hermanos y hermanas que brillan; necesitamos a las estrellas brillantes. (Finding Christ by the Living Star [Hallando a Cristo por medio de la estrella viva], págs. 24-25)

En Hechos y las Epístolas, los ancianos eran los que tomaban la delantera en la operación de las iglesias locales (Hch. 14:23; 20:17; Tit. 1:5). El ancianato es un tanto oficial, y en el tiempo en que se escribió el libro de Apocalipsis los cargos en las iglesias se habían deteriorado en la degradación de la iglesia. Por lo tanto, el Señor torna nuestra atención a la realidad espiritual en este libro. Por esta razón, Apocalipsis recalca las estrellas, los mensajeros, de las iglesias en lugar de los ancianos. El cargo de anciano se percibe fácilmente, pero los creyentes necesitan ver la importancia de la realidad espiritual y celestial de las estrellas para que la vida apropiada de iglesia lleve el testimonio de Jesús en la oscuridad de la degradación de la iglesia.

Puede que las estrellas sean ancianos y puede que no lo sean. De seguro, son los fieles, los que son espirituales de manera genuina, los vencedores de entre los santos en la iglesia. A los ojos de Dios, esos son las estrellas brillantes. (The Conclusion of the New Testament, Messages 99-113 [La conclusión del Nuevo Testamento, mensajes 99-113], págs. 1221-1222)

En el libro de Apocalipsis no hay ancianos en las iglesias; solamente hay mensajeros. Cuando este libro se escribió, la iglesia se había degradado. Por consiguiente, en Apocalipsis el Señor repudia todas las formalidades. Ser un anciano puede que sea algo legalista o formal. No aspire a ser un anciano; desee ser una estrella brillante. No procure alcanzar una posición; más bien sea una estrella que resplandece. Tanto el candelero como las estrellas brillan en la noche. Tanto la iglesia como los líderes de la iglesia deben brillar. Todos los que toman la iniciativa deben ser estrellas. (Estudio-vida de Apocalipsis, págs. 101-102)

Lo que el Señor desea hoy en la iglesia es que haya personas fieles, no los que imponen su autoridad para controlar a otros. Lo que el Señor necesita son estrellas brillantes que hablen en unidad con el Espíritu. Oh, que podamos tornarnos de toda búsqueda matizada con intereses propios para que seamos purificados por el Señor de manera que Él obtenga Su expresión y Su representación por medio de la iglesia para introducir Su reino.

Lectura recomendada

  • The Collected Works of Watchman Nee, vol. 47, págs. 103-302.
  • The Collected Works of Watchman Nee, vol. 59, págs. 97-245.
  • Andrew Yu, An Affirmation of the Proper Authority in the Body of Christ.
  • El liderazgo en el Nuevo Testamento.
  • The Elders' Management of the Church [La administración de la iglesia efectuada por los ancianos], págs. 69-100.

Notes:

1 En todas estas cosas, los apóstoles y los ancianos se presentan como patrones para los creyentes (1 Co. 11:1; Fil. 3:17; 1 Ts. 1:6-7; 1 Ti. 1:16; Fil. 4:9; 1 P. 5:3; Hch. 20:18-21) para su perfeccionamiento (Ef. 4:11-12; Col. 1:28-29) y edificación (1 Co. 3:10; 2 Co. 10:8; 13:10). En su función de pastorear y enseñar, los apóstoles tienen la autoridad para nombrar y remover ancianos (Hch. 14:23; Tit. 1:5; 1 Ti. 5:19-20); para regular, ajustar y aun ejercer disciplina en las iglesias (1 Co. 6:1-8; 7:1-40; 11:2-34; 14:40; 4:21); y para advertir y dirigir a las iglesias (2 Co. 11:2-4; Gá. 1:9; 3:1-5; Ef. 4:14-15; Col. 2:1-2, 8, 18; 3 Jn. 9-10; 1 Co. 16:1, 10-11; Col. 4:7-9; 2 Ti. 4:9; Tit. 3:12).

2 Una traducción a inglés de Autoridad y sumisión realizada por un editor diferente.

3 La justificación que hizo Pablo en cuanto a su ministerio apostólico no fue justificación propia. Conforme a la verdad, Pablo se dio cuenta que la iglesia en Corinto no podía ser restaurada a una condición apropiada mientras estuvieran separados de su ministerio. Por lo tanto, en 2 Corintios 12:19 él dice: Todo este tiempo habéis estado pensando que nos defendíamos ante vosotros. Delante de Dios en Cristo hablamos; y todo, muy amados, para vuestra edificación.

4 Vea: " Un llamado a los jóvenes en el recobro del Señor: ¡No permitan que les sea robada su herencia!" y " La manera ordenada por Dios para obtener el aumento esta en contraposición al proceder mundano propio del cristianismo degradado" en este sitio web.

5 En un libro publicado recientemente, Three Aspects of the Church, Book 2: The Course of the Church [Tres aspectos de la iglesia, libro 2, el curso de la iglesia], el hermano Lee presenta cinco puntos en cuanto a cómo enfrentar la condición de degradación en la iglesia. Estos son: mantener una buena conciencia (1 Ti. 1:5, 19; Hch. 24:16; 1 Ti. 3:9; 1 P. 3:16); limpiarnos de los vasos de deshonra (2 Ti. 2:21); orar con un corazón puro (2 Ti. 2:22); tener comunión en vida (1 Jn. 1:3; Fil. 2:1-2); cuidar de la unción (1 Jn. 2:27). Todos estos son requisitos para que seamos vencedores en medio de una condición degrada. Vencer es recobrar el primer amor (Ap. 2:4-5), ser fiel hasta la muerte (2:10), abandonar las enseñanzas y las organizaciones que no estaban en el principio (2:14), abandonar las enseñanzas de Jezabel que introducen mundanalidad y autoridad mundana (2:20), rechazar la debilidad y muerte (3:1), guardar el amor por los hermanos (3:7), y no estar satisfecho en sí mismo (3:17). Encomendamos este libro a la lectura en oración de los santos.

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