Una súplica a los jóvenes en el recobro del Señor—¡No sean engañados dejando que los despojen de su herencia!
En los años recientes, cada vez es más evidente que algunos jóvenes en el recobro del Señor han sido engañados permitiendo que les quiten su verdadera herencia (Hch 26:18; Col. 1:12; Jos. 14:1) por medio de las enseñanzas y el liderato inapropiado de algunos hermanos mayores. Los que llevan la responsabilidad en las iglesias deberían tomar el encargo de conducir a los jóvenes a entrar en el Cristo todo-inclusivo y que lo posean para la edificación de la iglesia, y también conducirlos al reino de Dios. Aquellos quienes tienen más experiencia en el Señor deben guiar a los santos más jóvenes en el camino angosto de la vida (Mt. 7:14), tomando la naturaleza divina de Dios como nuestro único camino (Ap. 21:21, nota 3). Sin embargo, lamentablemente, algunos hermanos se han desviado del camino angosto de la vida buscando "éxito" por medio de:
- El uso de métodos mundanos para atraer a los jóvenes y obtener el aumento;
- Animar la ambición al enfatizar el desarrollo de las habilidades naturales como "dones"; y
- Comprometer la posición apropiada de la iglesia en cuanto al terreno de la unidad.
El testimonio de la Biblia combinado con el testimonio de la enseñanza de Watchman Nee y Witness Lee y el testimonio de toda nuestra historia nos muestra que dejar el camino angosto de la vida conlleva muchos peligros, y todos los que participan en tal desviación serán despojados de Cristo como su premio único (Col. 2:18a; Fil. 3:14). Por lo tanto, nosotros hacemos un llamado a los jóvenes en el recobro del Señor a:
Al ser tales personas, los jóvenes podrán permanecer en la senda del recobro del Señor para asegurar su justa herencia.
Renunciar a las siguientes desviaciones:
El uso de métodos mundanos para atraer a los jóvenes y obtener el aumento
El libro de Hechos nos muestra que la única manera de predicar el evangelio para obtener el aumento de la iglesia es mediante la oración, el Espíritu y la Palabra por medio de ejercitar la fe (Hch. 1:8; 4:31; 6:4, nota 1; 8:4; cfr., 2 Co. 4:13). El Evangelio de Juan nos dice que la manera de llevar fruto que permanezca es morando en Cristo como la vid (Jn. 15:1, 4-6, 8, 16). Al ser uno con Cristo y vivirle a Él, hacemos que las riquezas de la vida divina rebosen hasta alcanzar a otros. Sólo al ser tales personas podemos llevar en otros el fruto de vida apropiado. El apóstol Pablo llevó a cabo su ministerio por medio de vivir bajo el aniquilar de la cruz de Cristo (2 Co. 4:10-12) para que la verdad fuese manifestada (2 Co. 4:2) con el fin de que el evangelio pudiera brillar hacia otros (2 Co. 4:6). El apóstol no utilizó ningún artificio o truco para atraer a las personas. Tales cosas sólo ponen al descubierto la escasez de aquellos quienes los usan. Más bien, los apóstoles llevaron el testimonio de Dios con una humanidad transformada mediante el ejercicio de la fe en el hablar la Palabra en el espíritu basándose en mucha oración.
Introducir cualquier elemento extraño, como la música "rock" o los dramas, arruina el edificio de Dios y provoca la destrucción que proviene de Dios (1 Co. 3:17, nota 1). Dichas cosas son mundanas e involucra una falsa exposición de la carne. Ellas introducen la mundanalidad a la iglesia y llevan de regreso al mundo a los jóvenes quienes participan en esas actividades, amoldándolos a la era presente, contrario a la exhortación de Pablo (Ro. 12:2). Son una mixtura maligna que suscitan un gusto por los métodos mundanos, causando que tanto los participantes como la audiencia sean separados del amor del Padre (1 Jn. 2:15). Tales cosas son impuras y contienen levadura que corrompen tanto a la iglesia como a los creyentes (Mt. 13:33). De hecho, usar el entretenimiento en el servicio a Dios es una forma de idolatría (1 Co. 10:7). Esos métodos no corresponden con la naturaleza divina del Padre, con la obra redentora de Cristo, ni con la obra transformadora del Espíritu como los materiales únicos para el edificio de Dios; y puesto que son madera, heno y hojarasca son buenos nada más que para el juicio de Dios (1 Co. 3:12-15; vea la nota 2 del versículo 12).
Animar la ambición al enfatizar el desarrollo de las habilidades naturales como "dones"
Algunos hermanos han animado a los jóvenes a que "desarrollen, perfeccionen y utilicen los dones que Dios les ha dado para la edificación de las iglesias". Aunque esas palabras se oigan bien placenteras, traicionan un malentendido básico en cuanto a qué son los dones, cómo se desarrollan los dones genuinos y cómo estos están relacionados con la edificación de la iglesia. Lo que se necesita para edificar la iglesia no es desarrollar las habilidades naturales, tales como la música o los dramas, sino ministrar vida. Las habilidades naturales pertenecen a la vieja creación y no tienen valor delante de Dios. Los dones que son útiles en la edificación de la iglesia son los que son el resultado del crecimiento en vida; ellos no se pueden desarrollar independientes de nuestra búsqueda de Cristo y de Su impartición de la vida divina en nosotros cuando tenemos comunión con Él. Enfatizar el desarrollo de los dones o de "un ministerio" es fomentar la ambición, lo cual es una ruina tanto para la persona quien toma tal palabra como para la iglesia. El ministerio se desarrolla, no mediante la cultivación de la habilidad, sino por medio de que las inescrutables riquezas de Cristo sean forjadas en nuestro ser mientras llevamos una vida conformada a la muerte de Cristo. Utilizar cualquier habilidad natural es contrario a la naturaleza fundamental del Cuerpo de Cristo, el cual es la constitución de la divinidad mezclada con la humanidad y está absolutamente en resurrección. El Señor no llevó a cabo Su ministerio basado en Su propia habilidad natural (Jn. 5:19) y tampoco lo hizo Pablo (2 Co. 1:9; 3:5-6; 4:7).
Comprometer la posición apropiada de la iglesia en el terreno de la unidad
Algunos jóvenes han sido engañados por medio de enseñanzas distorsionadas acerca de "la unidad del Espíritu" para que se unan a otros grupos cristianos con el fin de practicar con ellos una falsa unidad. Esto es un error serio. Desde el comienzo del recobro del Señor nuestra posición inquebrantable acerca del terreno de unidad ha sido la fuente de una gran bendición en cada aspecto de la vida de iglesia; incluyendo la revelación de las riquezas en la Palabra de Dios, el crecimiento en vida, el aumento en número y la propagación de las iglesias en los seis continentes. Aunque es cierto que todos los verdaderos creyentes son nuestros hermanos y hermanas y que debemos recibirlos a todos ellos en comunión, no debemos retroceder para unirnos a ellos en la edificación de su obra divisiva en lugar de la única obra del recobro del Señor, la cual es edificar el Cuerpo de Cristo. Nosotros siempre estamos conscientes de la gran misericordia del Señor mediante la cual ésta obra ha sido confiada a nosotros a través del ministerio de Watchman Nee y Witness Lee.
Según el tipo del templo en el Antiguo Testamento y el modelo de la vida de iglesia en el Nuevo Testamento, existe un terreno único sobre el cual la edificación de la iglesia se lleva a cabo (Dt. 12:5, 11; Hch. 8:1, nota 1; Ap. 1:11). Que el Señor recobrara a Su pueblo sacándolo de Babilonia de vuelta a Jerusalén, fue con el propósito de reedificar Su testimonio único en el lugar escogido por Dios (Esd. 1:3). Hoy, por causa del recobro del Señor para la edificación apropiada de la iglesia como el Cuerpo de Cristo en la era presente, nosotros estamos fuera y aparte del sistema degradado de la cristiandad, el cual está lleno de enseñazas y prácticas que no son bíblicas. Tal como los hijos de Israel, nosotros nunca debemos regresar a la tierra de nuestro cautiverio de la cual el Señor nos llamó. Es venenoso e incorrecto decir que debemos abandonar nuestra obra de reedificación del templo para unirnos al pueblo del Señor en su dispersión y ser introducidos en un ejercicio falso de unidad. En conformidad con el Antiguo Testamento, al igual que en el Nuevo Testamento, no puede existir la unidad genuina sin el terreno apropiado. Tenemos la plena confianza que si continuamos perseverando en la enseñanza y en la comunión de los apóstoles y en la práctica de la vida normal de la iglesia, el Señor mismo añadirá a las iglesias (Hch. 2:46-47).
Los peligros de la desviación
Esta comunión es presentada con un corazón muy cargado. Tememos por aquellas iglesias quienes se han desviados del ministerio neotestamentario de Watchman Nee y de Witness Lee al promover tales enseñanzas y prácticas. La bendición del Señor ha sido manifestada en Su recobro por los pasados ocho años. Aquellos quienes eligen tomar un camino diferente ciertamente perderán esa bendición. Sin Su bendición, dentro de poco, ellos no tendrán manera de proseguir. El resultado será confusión, vaciedad y la pérdida de un corazón por el Señor y Su camino en Su recobro. Con el tiempo, tal senda conducirá a la muerte, a la oscuridad y a la división. Éste ha sido el patrón de la cristiandad por los pasados veinte siglos y éste, desde el principio hasta el final, ha sido la culminación de nuestra propia historia con relación a aquellos quienes rechazaron la dirección del ministerio del Señor en Su recobro y el sentir del Cuerpo como es expresado en las iglesias.
Un llamado a los jóvenes en el recobro del Señor
Olvidar los artificios y perseguir la vida
Hacemos un llamado a todos los jóvenes en el recobro del Señor a que regresen al camino estrecho de la vida. En particular, les rogamos que abandonen el camino de los artificios y que edifiquen las prácticas de vidas tales como tener un tiempo diario para abrirse a la infusión de la vida del Señor en la oración y en la Palabra. Les animamos a que entren en una vida de llevar fruto mediante el pastoreo a la manera de Dios por medio de tomar la oración, el Espíritu y la Palabra, ejercitando una fe viva que los una al Dios Triuno como la única manera de obtener el aumento de la iglesia. Oramos para que ellos sean preservados en la práctica de la unidad genuina del Cuerpo de Cristo sobre el terreno apropiado en comunión con todas las iglesias en toda la tierra.
Ser apartados para Dios como nazareos
Hoy día existe la gran necesidad de que algunos sean apartados para Dios como nazareos para el cumplimiento de Su propósito. El voto nazareo es una consagración para Dios al separarse de cuatro cosas: el disfrute mundano, la vanagloria, el afecto natural y la muerte espiritual (Nm. 6:1-8). Un nazareo tiene que estar en sujeción absoluta al encabezamiento de Cristo (1 Co. 11:3; Ef. 1:22; Col. 1:18) y a cada autoridad superior establecida por Dios (Ro. 13:1-2; Ef. 6:1; He. 13:17; 1 P. 5:5). El voto nazareo es una ofrenda voluntaria; la misma significa que un hombre toma la iniciativa de consagrarse a Dios para ser un nazareo. El profeta Samuel fue de ese tipo de nazareo (1 S. 1:11). Él vivió para Dios pura y fielmente. Él no se opuso a quienes estaban en autoridad sobre él, tampoco participó de la degradación de los elegidos de Dios. Hoy, los jóvenes en el recobro del Señor deben seguir tal modelo.
La senda que tenemos por delante
El recobro del Señor hoy es la gloriosa consumación de más de 80 años de ministerio por el hermano Nee y el hermano Lee, basados en la enseñanza cristina apropiada que nos ha precedido. Por la misericordia del Señor, la práctica de la vida de iglesia ha progresado acercándose más que nunca al cumplimento de la edificación del Cuerpo de Cristo por "cada miembro" (Ef. 4:16). La manera de llevar una vida cristiana normal como Dios-hombre está más clara que en cualquier otro momento de la historia de la iglesia. Creemos que la venida del Señor es inminente. En la era presente, la verdadera porción de los jóvenes en el recobro del Señor es encontrarse con el Señor como los herederos gloriosos de Su obra de recobro. ¡No permitan que los despojen de su herencia! Así como Pablo le encargó a Timoteo a que siguiera de cerca el modelo que él estableció en enseñanza, conducta, propósito, fe y en muchas otras virtudes (2 Ti. 3:10), nosotros también les recordamos que el Señor levantó a nuestros hermanos Watchman Nee y Witness Lee como modelos para que los imitáramos en la era actual. Puesto que vimos la vida de Cristo, la cual vence, es manifestada en el vivir de ellos y en el resultado de su manera de vivir, todos debemos imitar el modelo del vivir por fe que ellos tuvieron (He. 13:7; 1 Co. 4:16; 11:1; Fil. 3:17; 1 Ts. 1:5-6; 2 Ts. 3:7).